AUTONOMIA
UNIVERSITARIA y ELECCIONES
Genaro Mosquera C
Desde el inicio de la década de los años sesenta emergió la universidad pública venezolana sustentada en el principio de la autonomía, es decir, el derecho inalienable de auto gobernarse, elegir a sus autoridades y conducir los procesos de enseñanza profesional y la investigación de manera propia, pero con los recursos asignados por el Estado y regimentados por el Consejo Nacional de Universidades y recursos generados de sus propios procesos de investigación e innovación.
Ante la aparición del socialismo
en Venezuela, la presión desde el inicio del gobierno fue grande y se intentó
por diferentes medios el apoderamiento del sistema universitario que ante los
muchos obstáculos inducidos por la universidad siempre combativa la estrategia oficial fue intervenir las
experimentales que podía, y diversificó los centros de estudios en una
masificación populista y engañosa, de tal manera que se crearon más de
doscientas universidades las cuales han
graduado más de un millón de personas
con títulos cuya calidad es cuestionada.
La presión y mecanismos de
apoderamiento a través de la estrategia oficial montada y ejercida por el
Tribunal Supremo de Justicia cambio las reglas de juego para la elección de las
autoridades los cuales se opusieron a la medida con declaraciones ocasionales
formuladas en su esencia sobre el discurso y defensa de la autonomía universitaria,
la preservación de la llamada cultura de paz y del cambio no violento.
En once años no se han hecho elecciones
de autoridades universitarias y las actuantes cuyo periodo vencía en el año
2008 permanecen en sus cargos independientemente del deterioro de la
infraestructura y académica, condicionada esta última por el éxodo de más de la
mitad de la fuerza docente y de investigación y la merma estudiantil que ya
alcanza menos del cincuenta por ciento de las matriculas regulares.
Las autoridades universitarias
para lograr la supervivencia institucional han hecho concesiones al régimen
permaneciendo en el Consejo Nacional de Universidades (CNU) e intercambiando
con los ministros de turno a cambio de su presunta estabilidad, de funcionar
con presupuestos mermados los cuales como
un efecto directo han deteriorado la estructura docente que tiene ingresos
medios por debajo de los quince dólares mes y como consecuencia directa,
sometidos a la deserción obligada y al deterioro de su decoro profesional. Los
gremios hicieron de la merma salarial una bandera y pregonan sistemáticamente
las justas reivindicaciones usando los tradicionales paros y manifestaciones
localizadas y comunicados de rigor.
Las autoridades universitarias no
estimularon la convocatoria a elecciones fundamentadas en las penas que
impondría el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y de alguna manera ocurrieron
inútilmente a la vía jurídica oponiendo la ilegalidad de las restricciones
impuesta para la celebración de elecciones de sus autoridades. Esta actitud ha
sido cuestionada públicamente por la permanencia en los cargos, el reemplazo
por suplentes de los que se han ido y por su tímida relación con el régimen que
muchos califican de colaboradora en aras de la supuesta paz del sistema. Los
estudiantes siempre contestatarios si las hicieron. Retan permanente el régimen
celebrando elecciones de sus centros estudiantiles y federaciones en actitud
combativa y tienen voz trascendente en el pueblo. Buen ejemplo de autonomía que
las autoridades deben replicar y acompañar a la comunidad universitaria que así
lo desea y reflejar al país la resistencia a un modelo de gobierno
absolutamente contrario a los valores universitarios.
Este evento reciente de defensa
de la autonomía celebrado en el Aula magna parecía una obra de bien montada con
dirigentes universitarios seleccionados incluyendo a una menguada
representación de la AN. Cuidadosamente hablaron de la autonomía, de los bajos
ingresos e hicieron planteamientos redundantes sobre la calidad educativa y
pusieron énfasis de no llevar a cabo elecciones con las normas oficiales
impuestas. El mensaje subyacente fue de elegir autoridades solo con la
reglamentación derivada de la Ley de universidades, cosa que nunca ocurrirá, y
mientras este régimen exista seguirán en los cargos hasta que exista un nuevo
gobierno o modelo político.
En lamentable que en un escenario
tan nutrido de universitarios no se dijeron verdades, tales como: la
usurpación, la salida del régimen, los presos políticos, la represión y la
estrategia de desestabilización de países hermanos, y la violación de los
derechos humanos. Los discursos leídos no tuvieron sentido trascendente dentro
de la perspectiva de cambio en la educación superior que requiere una revisión integral
tales como: cambiar los instrumentos legales para revisar la organización de
las universidades existentes, redundantes e improvisadas, de cómo manejar el
tema de tantos profesionales mal preparados y sin competencia real, con
profesores que abandonaron la universidad y de procesos de investigación
inexistentes.
Queremos ver a una universidad
que se ajuste a la Constitución y las Leyes, que celebre elecciones autónomas
de manera inmediata, con nuestros reglamentos, que se pronuncie contra el
hambre, la depauperación, que haga la denuncia objetiva y fije las pautas
rectoras para un Venezuela mejor. Una universidad que sea reflejo de la
esperanza de cambio que tenemos los venezolanos.
Noviembre, 2019