LA UNIVERSIDAD, SE CIERRA EL CIRCULO
Prof. Dr. Genaro Mosquera
Se cierra la tenaza sobre las universidades,
paulatina y silenciosamente, con una táctica destructiva que marca la pauta
para ir reduciendo a la comunidad universitaria, obstaculizando su capacidad de
reacción a los desafueros del régimen, limitando su liderazgo como modelador intelectual
de la génesis de las políticas públicas. El yugo presupuestario, de vieja data,
se orienta cuidadosamente para aplicar un misero salario a sus integrantes,
dejando de lado los gastos operacionales e inversión.
El régimen Instrumenta una política de
remuneración cuyo objetivo es el de nivelar los sueldos hacia abajo. El resultado
es que, un artesano, empleado doméstico o actividad económica primaria tiene un
salario superior a la de un docente. El objetivo central del régimen hacia el
sector educativo ha sido de inducir la pobreza absoluta a los profesionales de
la docencia razón por la cual, enorme cantidad de ellos se fue a buscar
espacios en universidades del mundo donde se reconoce su calidad profesional
con remuneraciones adecuadas y seguridad social garantizada.
En
el país quedan los menos favorecidos, sobreviviendo a una situación donde
intentan ingresos colaterales, se mantienen en el sistema universitaria, los
que pueden, dictando clases a distancia, usando sus computadoras, internet
cuando se puede, el errático servicio eléctrico; cede sus espacios y
bibliotecas personales para atender la educación de los que pueden vincularse
al sistema. Palea los efectos de la pandemia y las limitaciones de traslado.
Los jubilados, nada hacen salvo pernoctar
en ya su precarios hogares, viendo pasar la vida sin perder la costumbre,
releyendo libros trajinados, ligando que no se contagien con la pandemia, y ni que
se diga, enfermarse seriamente porque morirá de mengua, sin recursos de ser
atendidos por la seguridad social que por años contribuyeron a pagar, pero que
la hiperinflación acabó con ellos, los recursos productos de la previsión
financiera se evaporaron y nadie presenta cuentas de su uso.
Toda esta situación provocada por el
régimen viene acompañada de medidas que vienen desarrollando, ya no somos
catedráticos, profesores titulares o según corresponda por los méritos
profesionales, somos solo “trabajadores universitarios”, En otras palabras,
somos de un porrazo, funcionarios públicos. Aplican normativas centradas en tal
condición, sujetos a la Ley del Estatuto de la Función Pública, y a las normas
reglamentarias hasta tanto se dicte la Ley del Estatuto de Personal Directivo,
Académico Docente, de investigación de las universidades. Las nóminas pasaron a
control del Ministerio PP de Educación Universitaria.
Las acciones, y previsiones administrativas
señaladas dejaron de un lado la autonomía universitaria, argumento pomposo que
se usa retóricamente. La destrucción de las estructuras universitarias crece y,
hablamos de la universidad como si existiera en las condiciones de antaño, es
decir, como patrimonio nacional, orgullosos de estar en los estándares
internacionales, de su producto investigativo, de sus publicaciones y de ser líderes
de la libertad. Pura pretensión, mentira y apariencia estética, pregonando que
hemos tenido universidad republicana desde hace trescientos años, en realidad lo
que tenemos es un despojo ruinoso y nos vestimos de toga y birrete de pura
apariencia como patiquines de pasillo.
La situación anterior producto de la estrategia
usada por el régimen de rendición sin
condiciones, toma forma producto de las
circunstancias, determina abulia y desesperanza continua, vemos de manera
difusa como se implementan medidas sin oposición y sin darnos cuenta de sus efectos, por ejemplo, los Institutos Tecnológicos, cuya orientación
profesional ha sido de gran pertinencia en su nivel complementario del ejercicio profesional, fueron
desaparecidos a través de la brillante formula de transformarlas en
Universidades Nacionales Experimentales. El año antepasado, el Colegio
Universitario de Caracas, el Francisco de Miranda y José Lorenzo Pérez, fueron
integrados por decreto y se transformaron en universidades como muchas otras
instituciones, en este caso, se creó la Universidad Nacional Experimental de la
Gran Caracas. Sus autoridades anunciaron nuevos reglamentos, diseñados y
ejecutados con la participación de toda la comunidad, es decir, docentes, personal
administrativo, obreros y estudiantes que en gran asamblea formularon sus
propósitos de un redireccionamiento de las actividades consistente en ajustarse
a las políticas de la misión Alma Mater y las consignas propagandísticas
socialistas del caso.
De esa manera, se avanza en la estrategia de transformar el
sistema universitarios con el objetivo
de ir formando una red institucional de la
educación universitaria que se perfeccionará con la creación del
Consejo de Transformación Universitaria,
sustituyendo al Consejo Nacional de Universidades con el fin de cumplir los propósitos ideológicos del régimen los cuales se extenderán a todas las
universidades del país y, lograr la participación protagónica y originaria de
toda la comunidad universitaria quienes en gran asamblea legislarán e instrumentarán
al Órgano Ejecutivo como acción necesaria para iniciar como lo afirma la gaceta
oficial del 25 de junio de este año “ la transformación y difusión del conocimiento,
revindicar el carácter humanista de la
educación y fortalecer un nuevo modelo académico comprometido con la inclusión
y transformación social, profundizar la municipalización de la comunidad
universitaria vinculada a la vocación y necesidades productivas sociales
culturales de los espacios experimentales territoriales y especializados, potenciar
a la universidad como proyecto estratégico nacional y de sus entidades latinoamericana
y caribeñas”, todo esto bajo el régimen ideológico socialista que sin rubor publican su estrategia oficial.
Lo expresado anteriormente se perfecciona con
el proyecto de Ley de Educación Universitaria que ya circula, será promulgada
si no nos oponemos después de las elecciones regionales del mes de noviembre,
anhelo de legitimación del régimen, no solo como gobierno, sino que cumplirá
sus metas y la aplicación de los instrumentos necesarios que sumirán a las
universidades en la oscuridad y control total. Para sus propósitos, el Consejo Nacional
de Universidades será una Asamblea integrada por militantes y directivos de
cientos de universidades territoriales, empleados, estudiantes y obreros, los
cuales se proponer forjar las políticas
universitarias en asambleas multidimensionales
en cada universidad, disolviendo el Claustro Universitario , actuando las mismas en la formulación
legislativa y se ejecución dirigido a través de un Órgano Ejecutivo que desaparecerá
los Consejos Universitarios por una
unidad operativa integrada por un rector y dos autoridades, cada uno de los
miembros de la comunidad y la participación de representantes de las fuerzas
vivas de la propia universidad.
Todas estas iniciativas, se vienen ejecutando
mediante un modelo compatible con los objetivos del gobierno socialista. La
comunidad sobreviviente, observa desde la galería toda una suerte de
sortilegios desplegados sistemáticamente y sin pausa apoderándose de la
universidad. Sus autoridades ausentes, le hacen el juego al régimen en una condición
de aceptación tácita, sin capacidad de respuesta, asistiendo a sus
convocatorias para recibir instrucciones, gobernando a nadie, y como si fuera
poco, vestidas de gala para mostrar buena apariencia, haciendo aspavientos de la
calidad de la institución, de sus valores patrimoniales, de estándares
académicos de épocas pasadas y las pregonan como actuales con la altisonante la
voz de la supuesta autonomía, defiende de la educación retóricamente, y simulan
actuar como paladines de la libertad.
Desde hace décadas, la poderosa fuerza de
las comunidades educativas se opuso a la ideologización de las instituciones y de
sus estructuras curriculares. Ha vencido las pretensiones del régimen varias
veces. Ante los hechos, el régimen cambió de táctica; poco a poco, fueron
haciendo ajustes y, veinte años después, han llegado a producir tantos cambios
que la educación ya no existe dentro de los esquemas liberales, sino que es un símil socialista, que produce la
entelequia de un “hombre nuevo” y una colección
sin medida de universidades sin calidad,
que han permitido entregar títulos de inverosímiles profesiones a más de un
millón de presuntos estudiantes organizados hábilmente como milicias
universitarias, comprometidos con las dadivas y defensa de una revolución de pacotilla.
Que estamos haciendo los universitarios: narrar,
denunciar, y ser humillados. Nuestra potencial capacidad de reacción debe estar
vinculada con la fuerza estudiantil que exige una educación de calidad y libertad
vocacional. Pero más allá de la pretensión comunista y de su artificial
vinculación comunal, la comunidad universitaria tiene que reaccionar, si no lo
hacemos, la defensa de la universidad se convertirá en entelequia. No podemos
permitirlo, debemos reclamar la liberación del país de su secuestro, la independencia
del pensamiento, libertad y pluralidad del conocimiento, vocación libre de elegir
las profesiones, percibir remuneraciones que proporcione niveles de vida adecuados
y a la responsabilidad de la formación profesional, al desarrollo de nuevas tecnologías
y de aplicaciones sociales producto del quehacer universitario.
La comunidad tiene la palabra, los hechos
están a la vista, no hay engaño posible, o luchamos o perderemos la universidad
en su verdadera concepción universal.
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