OFENSIVA
UNIVERSITARIA
Genaro
Mosquera
Desde
hace décadas las comunidades educativas venezolanas se opusieron a la
ideologización de las instituciones y de sus diseños curriculares. Vencieron
(con mis hijos no te metas) sistemáticamente las pretensiones del régimen. Se
pasó a la ofensiva mediante la confluencia de dirigentes universitarios,
tecnológicos, asociaciones educativas, sindicatos y gremios. Fue una
experiencia unitaria que puso freno por algún tiempo a las pretensiones del
régimen de crear una educación socialista.
Ante
los hechos, el régimen cambió de táctica; poco a poco, fueron haciendo ajustes
y, veinte años después, han llegado a producir tantos cambios que la educación
ya no existe de la forma como ella fue concebida y que produjo significativos
resultados a la sociedad venezolana. Esos ajustes han llegado a la universidad
venezolana, cuyos esquemas de funcionamiento han sido afectados. dada la pérdida de
su autonomía, de sus objetivos, y la destrucción
la su infraestructura
la cual ha sido intensa y que para
su recuperación no solo
se requiere de una nueva estrategia de desarrollo, ir a un
modelo educativo, posmoderno, aplicar ingentes recursos extraordinarios, y un gran esfuerzo de
voluntad para
su reconstrucción.
Frente
a la crisis país, la afectación del sistema educativo, y la neutralización del
paradigma universitario ha sido considerable, se ha visto claramente la
reducción de su talento, favoreciendo el abandono de sus aulas, el éxodo y la paralización
ayudado por el confinamiento. Lo poco que quedó del sistema fue mantenerlo en
apariencia, sostenido por una supuesta educación a distancia que se apoya en un
mecanismo usado para otros menesteres como son las video conferencias y que,
sumado a la ausencia de métodos, articulación académica y la deprimente red
comunicacional intervenida e ineficiente. Todo se ha eclipsado y ha llegado a
una situación que está afectado a toda la comunidad en sus aspectos sociales,
económicos y políticos.
El
objetivo central del régimen hacia el sector educativo ha sido entre muchas
acciones inducir la pobreza absoluta de los profesionales de la docencia y
eliminación sin misericordia de su seguridad social, razón por la cual, enorme
cantidad de ellos se fueron a buscar espacios en instituciones educativas de
otros países.
Nos
afectan directamente, ya no somos profesores, sino trabajadores de la
educación, nos catalogan como “trabajadores universitarios” y nos
aplican normativas sujetas a la Ley del Estatuto de la Función Pública, y a
normas reglamentarias, con la clara amenaza de aplicar la distorsionada Ley del
Estatuto de Personal Directivo, Académico Docente, de Investigación de las Universidades.
Así mismo, se erigen en administradores de sueldos y salarios, nos naricean al
incorpóranos al llamado sistema patria y dejan de lado a las autoridades
cuentadantes que sumisamente favorecen esta acción que nos hace absolutamente
dependientes del capricho oficial, e incluso, intervienen en las
contrataciones, ascensos y toda la política de reclutamiento y selección
profesional por otra politizada y controlada.
Avanzan en la estrategia de transformar el
sistema educativo en otro, totalmente controlado verticalmente por el régimen.
En el caso de la educación universitaria van construyendo una red institucional
de educación universitaria con la
creación de cientos de universidades territoriales bajo su absoluto control y
se perfeccionará con la aplicación de la
Ley de Educación Universitaria que prevé la creación del Consejo de Transformación Universitaria, sustituyendo
al Consejo Nacional de Universidades con el fin de cumplir los propósitos ideológicos del régimen los cuales se extenderán a todas las
universidades del país y, de esa manera lograr el objetivo de la participación “protagónica
y originaria” de toda la comunidad universitaria quienes “en gran asamblea,
legislarán e instrumentarán al Órgano Ejecutivo”, destruyendo al Claustro y
Asambleas Universitarias. Como respuesta, el sistema gremial educativo, las
agrupaciones estudiantiles y núcleos de profesores han mostrado su
insatisfacción, la han expresado públicamente y han tendido puentes de
cooperación hacia la sociedad civil.
En el
caso de la Universidad Central de Venezuela, un número grande de agrupaciones
docentes, de investigación, y de personalidades, se han hecho eco de las
limitaciones señaladas, han mostrado su oposición férrea a las pretensiones del
régimen y, sus llamados abiertos y universitarios están sensibilizando a sus
comunidades internas y externas.
Hemos
visto con esperanza la convocatoria de integrar tal número de agrupaciones,
debatir en diálogo abierto el tema en la búsqueda de factores comunes estimulando
su reacción asomando acciones que involucran a todas las instituciones
educativas, a todas las universidades nacionales, experimentales y privadas en
una acción conjunta de parar los planes gubernamentales y, decir un rotundo no
al proyecto de ley de educación universitaria por sus efectos perversos para la
universidad y al país, parar el proyecto de ley que norma los mecanismos de administración
de docentes y de personal de apoyo y de llevar a cabo el control de las
instituciones con designaciones de autoridades controladas, o simplemente, cooperantes
del régimen. Elaborar nuestro propio reglamento de elección de autoridades
frente a la decisión de sus propias autoridades de no autorizar su realización
sujeta al chantaje del régimen. De formular una nueva universidad que ya no es
la misma, y que no será la misma.
La
comunidad universitaria pasa a la ofensiva para evitar que la universidad como
ente ductor y modelador de la formación docente se convierta en entelequia y continúe
hablando de sus virtudes históricas tradicionales, de celebrar aniversarios en
dudosos ambientes de malestar, de coadyuvar para que la marginal pero
importante tarea de limpieza y recaudación de fondos para mitigar estructuras
en decadencia que han sido símbolos reclamen la verdadera responsabilidad de su
estado y se logré reconstruirla.
Vamos
a reclamar la liberación del país de su secuestro, la independencia del
pensamiento, libertad y pluralidad, defender la vocación libre de los
estudiantes de elegir las profesiones, de percibir remuneraciones que
proporcionen niveles de vida adecuados, y de mantener la responsabilidad de la
formación profesional, investigación científica, y contribuir con el desarrollo
social, los cuales son objetivos fundamentales del quehacer universitario y que
nos están siendo cercenados.
La estrategia
del régimen
debe ser combatida con una positiva y frontal estrategia,
que requiere el concurso de los universitarios y de la sociedad civil frente al riesgo
de
perder definitivamente la
universidad, y en general, la educación democrática.
No se puede caer en la provocación de
favorecer la
abulia o
ignorancia para que el
régimen no
tenga
adversarios ni mucho
menos pensamiento crítico, es necesario hacerlo
conjuntamente favoreciendo la integración y acción entre las instituciones educativas, estudiantes y los gremios, quienes deben ampliar sus objetivos, con la denuncia y
oposición a la perdida de la cultura, la democracia, y más allá de la defensa salarial favorecer el funcionamiento de sus instituciones en un sistema cuya
acción creadora
debe estar absolutamente vinculada a los requerimientos de
la sociedad.
Creemos la universidad del futuro en la absoluta y necesaria libertad.
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