sábado, 8 de enero de 2022

BASES PARA LA REFUNDACION UNIVERSITARIA


El capital humano universitario, insumo fundamental para la refundación y reinstitucionalización de Venezuela, está diezmado como consecuencia directa de la crisis inducida por un modelo de gobierno con aproximación marcada hacia los esquemas autoritarios producto de la ilusión socialista a la cual se le quiere dar apariencia democrática. Frente a la gran complejidad de la educación superior, con una fuerza  docente debilitada y menguado interés estudiantil, la comunidad universitaria protesta de manera generalizada frente la situación de crisis y revela su aspiración de refundar la universidad, de producir un nuevo modelo, actuando, dentro de un escenario adverso con la premisa de que nada será posible con este modelo  de gobernanza y la única posibilidad de refundar a futuro el sistema universitario es con un cambio de modelo  político.

Al menos esa aspiración tiene que ser desarrollada mientras el régimen despliega su ilimitada gobernanza, por tanto, la fuerza académica debe preparar un proyecto de cambio y transformación universitaria aprovechando el tiempo, diseñar estrategias para crear la nueva universidad una vez que se logre cambiar el modelo político que agobia al país.

Proyecto que debe dar respuesta a una serie de interrogantes, entre ellas: ¿cómo resolver el tema de un centenar de universidades que no son tales?, ¿cómo reconstruir el sistema universitario?, ¿qué hacer para reconducir a cientos de miles de profesionales mal formados y adaptarlos a las competencias del mundo actual?, ¿cómo resolver el tema de la proliferación de planes de estudio sin pertinencia? y, ¿cómo retomar la investigación y reconstruir el tejido académico? Las respuestas son complejas frente a un mundo universitario que está cambiando de manera global; la realidad es que muchos jóvenes no quieren ser universitarios, sino simplemente trabajadores por cuenta propia o entrenarse lo más rápido que se pueda con habilidades focalizadas hacia la coyuntura laboral.

Es necesario formular un proyecto de investigación que ponga sobre la mesa con mucha claridad los parámetros fundamentales para la transformación universitaria. Es el momento de estudiar el problema que dé respuesta a una nueva universidad no solo desde el punto de vista organizacional, sino funcional, académica, de cambios legales y reglamentarios, financiera, administrativa, y estructural. El futuro se modela bajo ciertos niveles de incertidumbre frente a la realidad del hecho de que la población y sus aspiraciones siguen en crecimiento y no desea volver a los mismos esquemas pasados.

Es necesario una reflexión sobre la situación, la cual tiene un impacto social formidable, que permita examinar detalladamente las raíces del problema vinculado con el entorno global, pero centrado en el país, en sus entidades federales y en su estructura educativa, que permita plantear la factibilidad educativa, financiera, curricular y de pertinencia de sus objetivos, metas, valores, autonomía, cultura, y señale las bases para la  reconstrucción de su infraestructura,  los aspectos financieros, pérdida de la libertad académica y el deterioro de su misión.

Considerando los elementos anteriores, la propuesta de investigación tiene varias fases: reunir a un «task forcé” acreditado y de gran experiencia para llevar a cabo su vinculación con un gobierno de emergencia que favorezca el proyecto y sirva de enlace con entes financiadores para estimular a un anillo de consultores altamente especializados y de gran experiencia académica, profesional, política y empresarial que formule los planes sectoriales, diseñe las estrategias de investigación, los planes operativos sustentados en un estudio económico financiero general con la pertinencia educativa, demográfica, académica, y de contenidos, desarrollada en varias fases en un periodo de dos años que es el tiempo que se estima para su culminación.

Mientras tanto, la resistencia continúa, y a corto plazo se debe combatir la intervención universitaria, muy especialmente la amenaza, ya no de que se nombren autoridades universitarias a militantes políticos del régimen, sino que, usando la vieja práctica de simular legitimidad, la usurpadora Asamblea tiene listo un proyecto de ley de universidades cuyo contenido, misión y objetivos son formalizar la intervención, la cual vincula intencionalmente la gestión universitaria con las comunas como estrategia organizacional. Hace penetrar deliberadamente a activistas comunales en las universidades con los propósitos de contribuir a instalar oficialmente el socialismo bajo el argumento de perfeccionar el sistema democrático justificándolo con la supuesta construcción de una sociedad igualitaria, no con fines de desarrollo, sino de control político, modelando formas de conducta mediante la cual se crean programas argumentadas para combatir a la sociedad capitalista señalada como responsable según ellos de todos los males sociales.

El proyecto de ley presenta argumentos que la desvirtúan totalmente a la educación superior, incluso, violando claramente la Constitución, y crean un nuevo tipo de universidad; la universidad de gestión popular dirigida por las comunas y cooperativas, cogestionadas por funcionarios del Estado, militantes del partido de gobierno en un entorno de gran inflexibilidad curricular y pérdida de autonomía.

Este Consejo Nacional de Universidades se convierte en una gran asamblea, en efecto, no solo la integran el ministro, viceministros, representantes del Ejecutivo y coordinadores territoriales, sino que participan los rectores de las universidades oficiales, todos los directivos de institutos universitarios que son virtualmente numerosos. Restringe a tres los rectores de universidades privadas e incorporan a voceros estudiantiles ya no solo de las universidades oficiales sino de las populares, uno de las privadas, voceros de los trabajadores académicos universitarios, trabajadores administrativos, obreros y de las organizaciones populares.

La Asamblea Universitaria prevista en el proyecto de ley sustituye al Claustro Universitario, la cual tendrá una asociación como órgano legislativo, encargado de ejercer funciones normativas; está integrado de igual manera por todos los sectores, todos con derecho a votar en las elecciones universitarias regimentadas por el gobierno. Es un cuerpo amorfo de dirección, con las manos sujetas por reglamentos e integración de sus unidades organizativas, manejadas por una Asamblea Legislativa, en otras palabras, las autoridades universitarias serán simbólicas.

Es hora que a este peligro sea enfrentado, de apartar a lo no comprometidos, a politiqueros, aprovechadores e incompetentes que desvirtúen los objetivos democráticos de la universidad. Necesitamos que la sociedad civil y un gobierno de transición convertido en Consejo de Gobierno Colegiado asuma a la universidad como problema propio y deje de ser espectador de la muerte lenta de una organización que contribuyó por siglos y decisivamente con la libertad y la democracia venezolana. Hay que defender la universidad con todas las fuerzas posibles y sacudir las pretensiones oficiales.

No a esa ley de educación universitaria. No a la intervención. Elijamos a nuestras autoridades preservando la autonomía, es un deber, es una necesidad de ser universitario. Todos contra la intervención de la universidad venezolana y es hora de prepáranos para la universidad del futuro.

  

sábado, 1 de enero de 2022

REFUNDACION DE LA UNIVERSIDAD

 


La universidad venezolana, de excelencia científica, profesional,  y plural se ha desvanecido frente a la intervención paulatina del régimen quien la ha convertido en tierra arrasada, que ha depredado al personal académico convirtiéndolos en pobres de solemnidad, provocado la huida de miles de profesores y estudiantes que se llevaron su preparación y carga intelectual en provecho de los xenófobos y malagradecidos de algunos países latinoamericanos y, al engrandecimiento de  la cultura y la gerencia norteamericana y europea donde tantos venezolanos destacan en los mejores centros de la ciencia y de la cultura.

Esa universidad ha sido sustituida por la caricatura de organizaciones educativas partidistas cargadas de odio, vomitando supuestos profesionales que no son más que milicianos sin ningún tipo de preparación que ya alcanzan a cientos de miles que engrosan las filas de la mal llamada revolución.

Cuando se examina con espíritu crítico y constructivo a donde se dirige el país sin la contribución de sus instituciones democráticas se nos arruga el corazón al mirar que la estructura social del mediano plazo y por supuesto mas al futuro, no se dispondrá de la capacidad adecuada para sostener al país y, mucho menos vincularlo al desarrollo de la ciencia y el bienestar de sus ciudadanos. Se otea en el futuro una estructura social deficiente, culturalmente, marginal y el surgimiento de un segmento de la población con características diferentes, definido coyunturalmente por percibir ingresos equivalentes a una media superior a los salarios mínimo de los países vecinos producto de una conducta especuladora mantenida a costilla de la maltratada y en vías de extinción, la clase media. Además, acompañadas con las connotaciones de desprecio social, ausencia de valores éticos y conducta sospechosamente acomodada en una burbuja artificial de bienestar que se va desmoronar rápidamente. Ese segmento poblacional ha acabado con el mito de que la oposición es mayoría y que, los salarios del proletariado son ínfimos, pero que a fin de cuentas, actúan en beneficio de la gobernanza del régimen que así lo desea para facilitar la continuidad de su poder omnímodo y depredador haciéndole de paso también, la cama a países antidemocráticos con sus políticas expansionistas y  vínculos con el crimen organizado, sustento de un odioso control social y estratégico de los intereses del mal llamado progresismo.

Todo este entorno ha conspirado contra la universidad venezolana que efectivamente lleva de vida trescientos años y tuvo que enfrentar a la corona española, caudillos y dictadores, incluso a gobiernos democráticos con sus políticas nefastas para controlar el poder. Tres cientos años que se iniciaron con la decisión monárquica de crear la Real y Pontificia Universidad Santiago de Leon de Caracas bajo el férreo control de la monarquía y de la Iglesia inquisidora bajo la mano de Felipe V y su visión de educación clasista, religiosa, excluyente y de sometimiento.

La universidad ante los delirios del poder colonial y depredador de la conquista poco a poco se fue transformando hasta dar origen a la universidad republicana en 1827 bajo la mano del Libertador y la sapiencia de José María Vargas, su primer rector. Ahí nace verdaderamente la Universidad Central de Venezuela, no en 1721 cuya celebración se pregona falsamente promoviendo las bondades de una universidad diseñada a mano para la iglesia católica y de los intereses españoles en la provincia, es hasta 1827 que finalmente se impuso la universidad republicana del cual estamos orgullosos y que debe celebrase. Es a partir de ese momento en la línea del tiempo que se ha escrito la actuación universitaria de la UCV con la espada de la libertad de pensamiento, de autonomía universitaria, y calidad de sus egresados, hasta llegar después de grandes avatares históricos a la lamentable condición anteriormente relatada.

Hay que dejar claro que la defensa de la universidad es sinónimo de libertad de la República, pero como ha sido destruida requiere de un replanteamiento para beneficio del país y de sus nuevas generaciones ajustada a mundo completamente diferente y tecnológico. Ante tal circunstancia, el trabajo de liberación del país que también debe ser refundado debe ser complementada con la refundación de la universidad, es decir, acoplarla a nuevas realidades sociales, laborales, científicas y tecnológicas. Lo que ha quedado después de la debacle producto de su intervención así lo requiere, empezando por su reinstitucionalización y la conducción de un gobierno universitario colegiado verdaderamente y no la pantomima y apariencia que le dan autoridades espurias, vencidas, y soportadas en una dirección falsificada apoyadas unilateralmente por consejos universitarios y de facultades que en su mayoría están compuestos por autoridades suplentes nombradas a dedo sin ningún tipo de representatividad.

Dada todas estas circunstancias, toda la reglamentación orgánica y funcional universitaria debe ser revisada, su organización nuevamente estudiada y rediseñada apoyada en un consejo verdaderamente autonómico el cual debe tomar las riendas colegiadas para hacerla efectiva, modernizarla y deslastrase de supuestos dirigentes que se apoyan en discursos y frases inocuas de protección a la cultura de paz; y de los que, se proclaman a si mismo rectores de la libertad. Obviamente fingida y más bien comprometida con la odiosa gobernanza criolla que nos desgobierna.

Los universitarios sobrevivientes tenemos que poner todos los esfuerzos en esa dirección y contribuir a dar base a un Gobierno de Transición y de Reconstrucción, apoyado en un gobierno colegiado, el cual también deberá ser institucionalizado dejando de lado la arrogancia del personalismo de sus dirigentes para refundar no solo al país, sino contribuir a la refundación a la universidad del futuro y contribuir decisivamente con el rescate de un país fallido.