LA OFERTA UNIVERSITARIA Y EL MERCADO DE TRABAJO
Genaro Mosquera
La universidad contemporánea frente al
globalismo, la complejidad de vida y la comprensión del mundo debe apuntar en este
tiempo a que le permita al estudiante
desarrollar una filosofía de vida en lugar de la inmediatez
y la formación
rápida para el trabajo, esta última versión se ha convertido en una acción de mercadeo el cual ha
atrapado a la universidad en franca desviación con la versión corporativa con quienes
han dotado de cursos instrumentales a las personas, potenciales estudiantes
universitarios de programas de corta duración, muchos de ellos gratis, avales y
certificaciones para trabajar y anclarse en una actividad funcional
empresarial. Pero eso no es lo que busca la universidad, ni un genuino estudiante
universitario tal y como lo revela una. encuesta publicada muy recientemente por
la Universidad de California, (UCLA)
Sabemos
que como consecuencia de los tiempos contemporáneos el título universitario esta en entredicho, y
la situación económica no es tan favorable como antes para ingresar al sistema universitario
frente a la circunstancia de la formación aspirada para trabajar ya que de esa
manera se logra el mejoramiento
coyuntural económico, pero ello
limita la acción de su poseedor y seguramente ingresará al club de los incompetentes a mediano plazo por la
dinámica de la actualización de los conocimientos, obviamente están en su
derecho de hacer lo que consideren frente al poder de atracción que tiene esta
opción de lograr certificados de corto plazo entre los jóvenes. Esta realidad
está presente a gusto del consumidor que pasará a formar parte del mercado de
trabajo generalmente controlado por un tercero quien mantendrá los elementos para
usar la formación puntual la cual se hace minusválida ante los objetivos de la
formación universitaria.
a
La universidad por su parte, ante la merma de
la matricula y el disparo de los costos apela desde el punto de vista del
mercadeo de su gestión promocionando carreras de mayor expectativa laboral y
han entrado en franca competencia con las corporaciones, y en ese sentido,
tienen la pelea perdida. Las universidades se han enzarzado en una suerte de
competición al respecto y centran su atencion en la
educación virtual para optimizar los costos de carreras orientadas al trabajo. Es muy claro, que la universidad no puede
asumir esa responsabilidad, mas bien debe centrarse en su misión y visión de
desarrollar una misión de vida para las personas de forma significativa,
científica y cultural, es decir ayudar a formar personas integrales, criticas,
analíticas y, de gran proyección en la sociedad.
En esa dirección la universidad debe ser
consistente, no solo de mejorar la realidad de la sociedad, incrementar los
aportes a la ciencia y la tecnología, sino también contribuir a mejorar a los
individuos en su visión humanística incluida una profesión. En otras palabras,
parafraseando a Platón, “ desarrollar la comprensión de las cosas con mucho amor
de quien intenta acercarse a la realidad”, en otras palabras, dedicarse intensamente
y con pasión a comprender la ciencia y a partir de allí crear más desarrollo
que no solo los complazca como individuo critico e innovador, sino que haga el
debido aporte a la humanidad y fortalezca una profesión mucho más allá del
automatismo, y comprender, analizar, crear los algoritmos necesarios y
expresarlos en bien de los demás para su desarrollo.
Esta ventaja de la universidad
como oferta compromete a ser mejores universidades, no entrar en la carrera del
“ranking” para atraer estudiantes y cobrar matricula y llenar el ego de sus administradores
más allá de sus aspiraciones institucionales o personales, sino sentirse
útiles, protagonistas del avance científico y probablemente sentirse más felices
frente a los que no comprenden, pero aplican no más allá de un pequeño entorno,
.
Llegamos al punto, que la universidad ante la
avasallante realidad y complejidad laboral tiene que usar el desarrollo de las
nuevas tecnologías, enseñarlas, apoyarse en el desarrollo corporativo pero
darle continuidad fractal, no escurrir el bulto y el doble discurso de
universidad sector productivo de manera narrativa, es decir debe vincularse,
desarrollar conjuntamente, pero dentro de un esquema curricular profesional
respetando a quien solo digiere un tramo de la formación e ir a la búsqueda de vinculo curricular que diseñan,
y comprenden para desarrollar nuevos esquemas al más alto nivel.
Obviamente el esquema de mercadeo debería
centrarse en la búsqueda de la formación para lograr los niveles científicos
frente a la realidad pragmática del trabajo. En consecuencia, no se puede
dentro de un proceso de transformación universitaria trabajar para el
autoconocimiento limitado de una función laboral, sino para la comprensión del
mundo y diferenciarse de las universidades que hacen un mercadeo ajustándose
estrechamente a las cuestiones laborales, de explotación productiva y comercial
en la búsqueda de recursos económicos.
Debemos entender mediante la
investigación que vale la pena recordar que la gran mayoría de los empleadores
en países con amplitud democrática y desarrollo entienden que prefieren a
egresados universitarios y emprendedores que dispongan de pensamiento crítico y
elevado y, que además, tengan habilidades comunicacionales, importantes,
conocimientos de las nuevas tecnologías y estén bien preparados para entender
los intríngulis de una actividad profesional que permitan apoyar a las
actividades de los especialistas que tienen conocimientos enmarcados en una
actividad y guiarlos hacia otras de superación y desarrollo personal, asociadas
conjuntamente con el tratamiento de las culturas diferenciadas con visión
humanística como parte de la profesión, e iluminar los emprendimientos inacabados
o especulativos de mano de la cultura y del espíritu,
Todos sabemos que la formación universitaria necesita su espacio, tiene
su ritmo y una condición de incertidumbre, y no importa que merme su matrícula
en función de la supervivencia, pero unos tantos calificados estudiantes,
profesores e investigadores permitan disponer de una educación de excelencia lo
cual hará la diferencia en el país y ayuden a la comprensión del mundo en el
cual vivimos en estos tiempos de tensión, separatismo, y vida fácil producto de
la corrupción. La formación universitaria concebida dentro de un proceso de
transformación universitaria debe entender la interacción libre entre el sector
privado y el publico centrado en el desarrollo tecnológico y la investigación
buscando soluciones dentro de una economía verde y limpia en un entorno de la
sostenibilidad económica, promoviendo la productividad y competitividad con
modelos gerenciales de gran complejidad, aprovechando la diversidad de los
esquemas digitales como la inteligencia artificial, la digitalización monetaria
y modelos estadísticos, ajustando los
esquemas al ritmo de los cambios de contexto lo cual requerirá competencia
universitaria eficiente con principios éticos adecuados en un clima legal
idóneo de libertad personal para el desarrollo del emprendimiento, acompañados
de la mejora de la infraestructura y dentro de prioridades socio económicas
claras de un sistema liberal adecuado focalizado en la innovación y el esfuerzo
de manera continua que favorezcan la movilización de la inversión y de las finanzas sustentadas en proyectos formulados
en centros de investigación y de tecnología apoyados por los mejores
científicos y tecnólogos dispuestos al desarrollo de las innovaciones modernas
y, tener menor dependencia de los commodities, tales como el petróleo y otros, incentivando la diversificación de la
economía, claro está, es vital que haya un modelo de cambio, no solamente en
las universidades, sino del modelo político nacional y de la filosofía
macroeconómica. Falta mucho por andar en estos tiempos de complejidad política.
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