sábado, 4 de septiembre de 2021

PRESENTEN CUENTAS

 



Es de conocimiento general que en Venezuela las instituciones dejaron de responder desde ya hace mucho tiempo a la separación de los poderes, es decir, se tiene apariencia de que ellas existen, pero cada vez más en el tiempo, la centralización socialista avanza inmisericordemente destinada a transformar los instrumentos legales en simples estructuras funcionales orientadas a fortalecer las estrategias del régimen en todos los órdenes de la sociedad y dar apariencia de legitimidad democrática. Ese desconocimiento ha llevado a la construcción de instituciones paralelas ante la diatriba política de que el régimen fue legalmente declarado usurpador, que carece de legitimidad y que, por la otra, legalmente, fue reemplazado por un gobierno interino el cual fue reconocido por la comunidad de países democráticos. En ambos casos se dicen gobierno, pero no lo son.


Para la “gobernanza” de ambos polos, los recursos públicos fluyen hacia el primero señalado de acuerdo al modelo político socialista a través de los flujos de fondos de los mecanismos económicos locales y de fuentes exógenas que se aproximan al favorecimiento de actividades ilegales. Para el gobierno interino los organismos y gobiernos internacionales han financiado su plataforma, especialmente justificada para la ayuda humanitaria como consecuencias de los efectos de la situación de crisis del país en consecuencia, han asignado ingentes recursos para mantener el gobierno provisional el cual administra dichos recursos sin límite ni medida y no se observa con claridad el cumplimiento de objetivos efectivos en la población.


En ambos casos, independientemente de la magnitud los recursos se administran dentro de una visión oscura en el sentido, que casi nadie sabe cómo se aplican, a qué programas obedecen y no se sabe a ciencia cierta como se usan, aunque presumimos que buena parte de ellos van a los bolsillos de los funcionarios, que engrosan los mecanismos de la corrupción y mantienen niveles de vida no precisamente acorde con lo que eran, y obviamente, sin declarar patrimonio. El desconocimiento de las hazañas administrativas es total, no se sabe de la aplicación y uso financieros cuyos montos son de origen público y que la población tiene el derecho de conocer sus características y aplicaciones, pero les es negada en ambos lados de la ecuación, presentan estadísticas falseadas, informes chucutos, declaraciones sin sustento y no se presentan cuentas claras. 


La exigencia del venezolano de conocer esta situación es negada y despreciada a pesar de los derechos que tienen lo cual genera un factor de desconfianza hacia los dirigentes de las organizaciones gubernamentales incluyendo los de la aparente transición. La estructura de las funciones de gobierno está centrada en la administración de recursos de variadas fuentes y hacen factor común entre el régimen y la hoy llamada plataforma unitaria; ello da una pista para explicar la cohabitación negociada que fundamentalmente conduce a un clima de colaboración aceptando prácticamente la legitimidad del régimen; acuerdan elecciones regionales, participando con aspirantes eternos a los mismos cargos, echando por la borda toda clase de limitaciones y violaciones legales con tal de disponer de impunidad, participar en el festín del poder, y tener protección formal a sus desaguisados financieros; por supuesto en, un entorno confidencial como hacen los delincuentes los cuales ocultan deliberadamente sus acciones, fuentes de financiamiento y desprecian los reclamos de los contribuyentes solicitando la presentación de cuentas. Los efectos directos de mal administrar el patrimonio público conducen a la corrupción generalizada tal y como se observa en el país que incluso ha conducido a un vínculo con la corrupción global y las mafias internacionales.


Las organizaciones institucionales de cualquier naturaleza de financiamiento público, como, por ejemplo las empresas del estado, o las universidades nacionales, particularmente estas últimas son una buena referencia para detallar el tema, en efecto, funcionan mediante una Ley de Presupuesto que orienta la aplicación de los fondos hacia sus objetivos de manera delegada, autónoma y están sujetas a la Ley de Universidades, claro está, esta autonomía no los exime de presentar las cuentas respectivas e informar sistemáticamente la ejecución presupuestaria. Es un hecho que, el régimen las ha sometido e intervenido y ha establecido un cerco reglamentario desgarrando sus funciones, despreciando el talento humano cuya nómina y procesos laborales pasaron a ser controlados directamente por el ejecutivo cuyos montos financieros casi alcanzan la enorme proporción del noventa por ciento, dejando un menguado porcentaje para los llamados gastos de funcionamiento. 


Poco se sabe, que estas instituciones palean sus déficits presupuestarios desarrollando una política de estímulo a los ingresos propios producto de las matrículas cobradas a estudiantes de postgrado, diplomados, y educación continua, aparte de las actividades de explotación comercial de su patrimonio como son, las infraestructuras rentables, instalaciones deportivas y empresas universitarias. Estos ingresos importantes son manejados a resguardo de la intervención ministerial, pero que últimamente el régimen pretende apoderarse de ellos tal y como intentó apoderarse de los Fondos de Jubilaciones y Pensiones, Cajas de Ahorro y recursos excedentarios de ejercicios fiscales anteriores. pero hábilmente, las autoridades protegieron dichas intenciones tomando la medida de disolver los fondos de pensiones, y poner su patrimonio a disposición de las autoridades universitarias con una administración colegiada conjunta con los representantes gremiales que agrupan a los que contribuyen con esos fondos.


Todo lo expresado se convierte en teoría, debían de ser administrados colegiadamente, pero su gestión ha sido asumida por la máxima autoridad de cada universidad, sin consulta y de manera unilateral, la cual dispone de dichos recursos a su antojo. Las autoridades universitarias no han hecho uso de la autonomía y nada hacen con tal de permanecer en sus provechosos cargos, más aún, declaran públicamente que son autoridades legítimas cuando en realidad debieron durar cuatro años y nos tres lustros en sus cargos y, al final del periodo debieron convocar a elecciones o renunciar como lo hicieron algunos decanos,  pero se dan el lujo de no hacerlo e integran los organismos internos con suplentes o personal no electo, muchos de ellos sin condiciones académicas que aplauden las gestiones y desvirtúan o ignoran las controversias entre ellos mismos. Aprueban en un bloque sospechoso de cohabitación y solidaridad ejecutiva decisiones inconsultas que comprometen recursos de manera irregular. Parece casualidad, pero estas actuaciones se parecen mucho a como lo hace el régimen o los integrantes de la plataforma unitaria.


Tampoco es casualidad que la autoridad universitaria  se niegue a presentar cuentas, e incluso se desgarran las vestiduras solicitando la presentación de cuentas a terceros como consecuencia del manejo presupuestario que por cierto, ya nisiquiera les pertenece porque son simplemente cajeros o convidados de piedra como es el caso de las cuadrillas de la supuesta recuperación de la infraestructura la cual es manejada y contratada por el régimen, pero manifiestan sin rubor que ellos tienen el control y la dirección contradiciendo declaraciones públicas del funcionarios del  régimen que ya han intervenido  a la universidad.


En el caso de las universidades estamos viendo un problema muy grave que no se desea que trascienda a la opinión pública bajo el argumento de proteger la universidad y es calificado de peligroso discutir el tema ya que se puede prestar al desprestigio de la autoridad y de la propia institución y que contribuya a su intervención. En realidad, es un argumento maniqueo, no se trata de la universidad sino de su autoridad, y de la responsabilidad personal de quien se abroga la dirección unilateral del manejo de los recursos a su propia cuenta y riesgo. Es notable el caso de los fondos de pensiones cuyo patrimonio pertenece a las contribuciones de sus miembros y aportes oficiales obligatoriamente reglamentarios, a tales efectos y que están destinados exclusivamente al pago  de las jubilaciones o de la seguridad social,  pues no ocurrió de esta manera, con una serie de subterfugios legales las autoridad máxima como cuentadante han movido las respectivas carteras con gran opacidad, y no cumplen con los objetivos de contribuir con los gramos para financiar la seguridad social.


Un enorme patrimonio en divisas, en bienes muebles e inmuebles entregado formalmente por los liquidadores los han empleado en gasto corriente, inversiones privadas, con sospechas de sobreprecio en las adquisiciones, y ante los reclamos, hacen aspavientos de su autoridad y solvencia y no informan a la comunidad, especialmente en aquellos casos extremos donde los fondos originales se han reducido significativamente y con gran riesgo financiero puesto que son manejadas como carteras comerciales por corredores de bolsa y bancos ubicados en paraísos fiscales.


Ante el reclamo o indagación natural de los afiliados, pretenden despachar el asunto en escuetos informes de corredores financieros muy hábiles que nada dicen y argumentan que para protección de los recursos bloquearon en plazos fijos el capital más los intereses, por cierto, desconocidos y demuestran la imposibilidad del uso de los recursos a corto plazo. La comunidad y sus gremios exigen la rendición de cuentas y nada ocurre; no se informa integralmente sino con evasivas levantando una ola de rumores y de sospechas, agravadas por otras intervenciones y reclamos incluso de ellos mismos como autoridad.


La comunidad nacional e igualmente la comunidad universitaria ante los manejos irregulares de leyes y reglamentos, del abuso de autoridad y de decisiones que comprometen los recursos públicos tienen todo el derecho de solicitar aclaratorias y cuentas claras, Pese a que en Venezuela no existe una ley que regule exclusivamente el derecho de los ciudadanos de acceso a la información pública, en las normativas vigentes contabilizan una docena de marcos legales que abordan el tema, además de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela los ciudadanos tienen derecho a ser informados oportuna y verazmente por la administración pública sobre el estado de sus actuaciones.


Es preocupante ver cómo en medio de la desinformación por ausencia de medios objetivos que manejen información fiable circulan comunicados sobre el uso irregular del fondo millonario de jubilaciones de la UCV donde se denuncia la compra de una empresa de salud adquirida como fondo de comercio a precios que cuadruplican el avalúo y se le vende a precio de dos dígitos a la Fundación que lo está operando. Ello causa asombro ante la audacia de tomar decisiones que se dicen fueron aprobadas por la máxima autoridad y que han puesto en la frontera de quiebra a un Fondo que fue exitoso cuyos fondos en menos en los últimos cinco años se redujeron a un cincuenta por ciento. Ante el reclamo de cuentas se presentan informes escuetos, sin valor y pone a la comunidad universitaria en ascuas y llenas de rumores cuyos informes se les ve la costura y es inevitable la comparación con los métodos libertinos que usa el régimen y los miembros de la ahora denominada plataforma unitaria.


Si se desea probidad y claridad en la acción, presenten cuentas claras, técnicas y auditadas. Si no lo hacen, pues se debe obligar ante los órganos competentes con la denuncia e interdictos de revisión de cuentas. Presenten cuentas señores.


sábado, 28 de agosto de 2021

LA UNIVERSIDAD EN CAIDA LIBRE

 


La universidad ha sido intervenida subrepticiamente, poco a poco, casi de manera imperceptible a los ojos de la comunidad universitaria. La estrategia del régimen se apartó de la antigua practica del cerco policial, o de los tanques en los predios universitarios, simplemente se inventó un sistema de educación universitaria que lo construye a su conveniencia ideológica.

Empezó creando universidades y aldeas universitarias, la misión Sucre y últimamente, convirtió a los institutos universitarios de tecnología en Universidades. Crearon instituciones universitarias de muy baja calidad, sin infraestructura adecuada y con planes de estudio improvisados en todo el territorio; designaron autoridades universitarias afines a los objetivos oficiales apartándose de la meritocracia, logrando mayoría en el Consejo Nacional de Universidades, despreciando a los rectores de las universidades nacionales, e imponen reglamentos y decisiones inconsultas. Tienen el control absoluto del sistema, bien sea administrativo o académico; incluyendo el ingreso de potenciales estudiantes, centralizado para favorecer a la militancia afecta a la afiliación partidista

El régimen a través del órgano educativo universitario respectivo ha debilitado y controlando el presupuesto de funcionamiento y dio la estocada final cuando usando esquiroles del partido que sin tener ningún tipo de representación licita o calificada firman un adefesio laboral llamado “IV Convención Colectiva de Trabajadores y Trabajadoras Universitarias” que norma la estructura salarial, la administración docente y ejerce el control total de la nómina universitaria. Con esta medida refuerza la intervención económica pasando los recursos humanos de las universidades a la condición de asalariados del régimen, maneja sus derechos laborales, y sus modalidades; con una tabla de escalas salariales le dobla las rodillas al talento humano con salarios de hambre.

Paralelamente continúan con la intervención inventando dentro de los lineamientos del Plan de la Patria un utópico programa de reconstrucción que afirman necesitar de carreras universitarias “prioritarias, necesarias y complementarias” a su conveniencia. De un tajo, cortan la autonomía académica imponiendo carreras profesionales a su medida. Han limitado los planes de cada universidad y obstruyen la creación de carreras o su modernización mediante un rígido sistema de aprobación previa. Acaban de perfeccionar violando  incluso ya no la autonomía, sino también leyes y reglamentos el sistema multimodal donde pretenden administrar las modalidades del aprendizaje y de investigación sometiendo a permiso previo cualquier iniciativa incluyendo el uso de las tecnologías  de la información, y por último, echan mano al control de los  ingresos propios estableciendo a la antigua un  diezmo que debe ser pagado al régimen por el desarrollo de los programas de postgrado, diplomados y cursos de formación continua cuyo plan debe ser previamente aprobado.

Copiando la normativa de países desarrollados, y las experiencias graduales aplicadas en calificadas universidades universitarias internacionales, decretan un Sistema de Evaluación y Acreditación (SESA) cuyos componentes ni las mejores universidades del mundo pueden aplicar para acreditar carreras, programas e instituciones; la metodología es una exageración que limita el sistema de evaluación incipiente.

El proceso de cercenamiento  administrativo y académico, le ha dado el  control total del sistema universitario, han apartado los lineamientos de la autonomía universitaria y ponen a buen resguardo las competencias de las autoridades universitarias a quienes han mantenido por más de catorce años mediante la fórmula de prohibir elecciones legales de sus autoridades bajo pena de cárcel y  de multas, de tal manera, que las autoridades eternas simplemente son convidados de piedra ante los cambios brutales de las normativas cohabitando con los  controles impuestos para mantenerse al frente de sus respectivas instituciones.

Con múltiples excusas las autoridades de las universidades nacionales se han opuesto a celebrar elecciones. Nombran a dedo decanos y directores de escuela, muchos de ellos, sin escalafón, o experiencia; los convierten en miembros de los Consejos bajo el control conveniente de las autoridades fortaleciendo la figura autoritaria de sus decisiones al margen o desvinculados de su comunidad operando los órganos de decisión ajustados a sus propios intereses.

Las autoridades ejercen el control de lo poco que queda como son los ingresos propios, y los fondos de la seguridad social los cuales administran unilateralmente generando sospechas de malos manejos administrativos al negarse a rendir cuentas claras, incluso de impedir su uso en desmedro de la seguridad social que les impide a los órganos gremiales cumplir con sus propósitos al negar los recursos bajo la excusa que están colocados a largo plazo.

El régimen ha presentado un proyecto de Ley de Educación Universitaria que regimentará todos los desaguisados mencionados, cambia no solo la estructura universitaria introduciendo los esquemas comunales en su operación, elimina el Claustro Universitario sustituyéndolo por una Asamblea con la participación de toda la comunidad universitaria,  de organizaciones vecinales,  y hacen depender a las autoridades universitarias de una Asamblea de orientación ideológica favorable el  régimen que regimentará “la nueva universidad y formará a un  nuevo hombre”

La intervención académico-administrativa ha sido  complementada con la política de mantener los  recursos presupuestarios congelados sin considerar la innominable hiperinflación y distribución entre los  dos  centenares de ”universidades”, lo cual deja sin recursos a la  operación  universitaria en lo se relaciona a equipamiento, laboratorios, centros de investigación, y mantenimiento de su infraestructura,  la cual está caracterizada por el abandono asociada a la conveniente epidemia y, ha dejado solo a los campus universitarios donde sus autoridades eventualmente asisten, apoyadas en controladas reuniones virtuales y son responsables de la invasión del hampa, la depredación de sus instalaciones, perdida de bienes, hurtos, robos a gran escala, abandono, y suciedad que intentan palear ahora con sospechosa ayuda oficial ante los ojos asombrados de los venezolanos quienes ven la perdida de sus universidades de oportunidades de estudios universitarios de sus hijos.

Los profesores universitarios ante las situaciones planteadas están reaccionando, se han dado cuenta de las limitaciones impuestas, observado la disociación de las autoridades universitarias con los intereses de la comunidad y observado con preocupación  la cohabitación de supervivencia con el régimen; no los reconoce como autoridades a los que en la práctica ya no lo son, por tanto exigen nuevas autoridades, la revisión urgente de la perdida e intervención  de la universidad,  y de un nuevo enfoque para no dejar morir a la universidad

Un gran movimiento de la comunidad universitaria comienza a gestarse, bajo la consigna que no se puede entregar la universidad a los intereses de una dictadura comunista. Le dice no al cerco que pretende desbaratar la importancia histórica y pertinencia de la universidad crítica y moderna. Está elevando sus voces; y sus planteamientos comienzan a tomar forma, a buscar articulación con sus estudiantes y de las pocas instituciones democráticas que sobreviven.

Están haciendo un llamado  de resistencia, a convocar a como dé lugar elecciones universitarias, necesitan de verdaderos líderes  que no se arropen  demagógicamente a la condición de libertarios, buscan que se revitalice el movimiento estudiantil, y de que  se ocupen los espacios universitarios, hacer acto de presencia y terminar con  la farsa de una educación a distancia que  no  es tal sino el noble esfuerzo de dictar clases  por video  conferencias voluntarias, de recuperar la Seguridad Social para no morir de mengua, exigir los recursos bloqueados y evitar ser administrados unilateralmente, de repensar la universidad, y exigen, una nueva universidad.

Ha llegado la hora de resistir con mayor poder, de denunciar los desmanes, defender la universidad y la educación en cualquier terreno, no se puede dejar que un régimen con las características dictatoriales condicione ideológicamente a la universidad y permitir que se arrodille a la comunidad universitaria.

El elevado espíritu universitario va a prevalecer para defenderla y recatarla de las pretensiones de anularla, de convertir el  sistema universitario en instituciones que están condenadas a otorgar malas competencias y baja calidad engañando a jóvenes con la premisa que serán articulados al socialismo por parte de un régimen que no obedece los intereses intrínsecos de la patria, sino a los  intereses de la corrupción,  el enriquecimiento ilícito y al hundimiento del ser humano en su cultura, preparación profesional  y ausencia de criticidad.

No a ese estado de cosas está diciendo la comunidad universitaria, la movilización está en marcha y vencerá sobre la barbarie.