jueves, 15 de febrero de 2024

LA OFERTA UNIVERSITARIA Y EL MERCADO DE TRABAJO

 

LA OFERTA UNIVERSITARIA Y EL MERCADO DE TRABAJO

Genaro Mosquera

La universidad contemporánea frente al globalismo, la complejidad de vida y la comprensión del mundo debe apuntar en este tiempo  a que le permita al estudiante desarrollar una filosofía de vida en lugar de la inmediatez
y la formación rápida para el trabajo, esta última versión se ha  convertido en una acción de mercadeo el cual ha atrapado a la universidad en franca desviación con la versión corporativa con quienes han dotado de cursos instrumentales a las personas, potenciales estudiantes universitarios de programas de corta duración, muchos de ellos gratis, avales y certificaciones para trabajar y anclarse en una actividad funcional empresarial. Pero eso no es lo que busca la universidad, ni un genuino estudiante universitario tal y como lo revela una. encuesta publicada muy recientemente por la Universidad de California, (UCLA)

 

Sabemos que como consecuencia de los tiempos contemporáneos  el título universitario esta en entredicho, y la situación económica no es tan favorable como antes para ingresar al sistema universitario frente a la circunstancia de la formación aspirada para trabajar ya que de esa manera se logra el mejoramiento  coyuntural  económico, pero ello limita la acción de su poseedor y seguramente ingresará al club  de los incompetentes a mediano plazo por la dinámica de la actualización de los conocimientos,  obviamente están en su derecho de hacer lo que consideren frente al poder de atracción que tiene esta opción de lograr certificados de corto plazo entre los jóvenes. Esta realidad está presente a gusto del consumidor que pasará a formar parte del mercado de trabajo generalmente controlado por un tercero quien mantendrá los elementos para usar la formación puntual la cual se hace minusválida ante los objetivos de la formación universitaria.

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La universidad por su parte, ante la merma de la matricula y el disparo de los costos apela desde el punto de vista del mercadeo de su gestión promocionando carreras de mayor expectativa laboral y han entrado en franca competencia con las corporaciones, y en ese sentido, tienen la pelea perdida. Las universidades se han enzarzado en una suerte de competición al respecto y centran su atencion en la educación virtual para optimizar los costos de carreras orientadas al trabajo.  Es muy claro, que la universidad no puede asumir esa responsabilidad, mas bien debe centrarse en su misión y visión de desarrollar una misión de vida para las personas de forma significativa, científica y cultural, es decir ayudar a formar personas integrales, criticas, analíticas y, de gran proyección en la sociedad.

 

En esa dirección la universidad debe ser consistente, no solo de mejorar la realidad de la sociedad, incrementar los aportes a la ciencia y la tecnología, sino también contribuir a mejorar a los individuos en su visión humanística incluida una profesión. En otras palabras, parafraseando a Platón, “ desarrollar la comprensión de las cosas con mucho amor de quien intenta acercarse a la realidad”, en otras palabras, dedicarse intensamente y con pasión a comprender la ciencia y a partir de allí crear más desarrollo que no solo los complazca como individuo critico e innovador, sino que haga el debido aporte a la humanidad y fortalezca una profesión mucho más allá del automatismo, y comprender, analizar, crear los algoritmos necesarios y expresarlos en bien de los demás para su desarrollo.

 

Esta ventaja de la universidad como oferta compromete a ser mejores universidades, no entrar en la carrera del “ranking” para atraer estudiantes y cobrar matricula y llenar el ego de sus administradores más allá de sus aspiraciones institucionales o personales, sino sentirse útiles, protagonistas del avance científico y probablemente sentirse más felices frente a los que no comprenden, pero aplican no más allá de un pequeño entorno,

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Llegamos al punto, que la universidad ante la avasallante realidad y complejidad laboral tiene que usar el desarrollo de las nuevas tecnologías, enseñarlas, apoyarse en el desarrollo corporativo pero darle continuidad fractal, no escurrir el bulto y el doble discurso de universidad sector productivo de manera narrativa, es decir debe vincularse, desarrollar conjuntamente, pero dentro de un esquema curricular profesional respetando a quien solo digiere un tramo de la formación  e ir a la búsqueda de vinculo curricular que diseñan, y comprenden para desarrollar nuevos esquemas al más alto nivel.

Obviamente el esquema de mercadeo debería centrarse en la búsqueda de la formación para lograr los niveles científicos frente a la realidad pragmática del trabajo. En consecuencia, no se puede dentro de un proceso de transformación universitaria trabajar para el autoconocimiento limitado de una función laboral, sino para la comprensión del mundo y diferenciarse de las universidades que hacen un mercadeo ajustándose estrechamente a las cuestiones laborales, de explotación productiva y comercial en la búsqueda de recursos económicos.

Debemos entender mediante la investigación que vale la pena recordar que la gran mayoría de los empleadores en países con amplitud democrática y desarrollo entienden que prefieren a egresados universitarios y emprendedores que dispongan de pensamiento crítico y elevado y, que además, tengan habilidades comunicacionales, importantes, conocimientos de las nuevas tecnologías y estén bien preparados para entender los intríngulis de una actividad profesional que permitan apoyar a las actividades de los especialistas que tienen conocimientos enmarcados en una actividad y guiarlos hacia otras de superación y desarrollo personal, asociadas conjuntamente con el tratamiento de las culturas diferenciadas con visión humanística como parte de la profesión, e iluminar los emprendimientos inacabados o especulativos de mano de la cultura y del espíritu,

Todos sabemos que la formación universitaria necesita su espacio, tiene su ritmo y una condición de incertidumbre, y no importa que merme su matrícula en función de la supervivencia, pero unos tantos calificados estudiantes, profesores e investigadores permitan disponer de una educación de excelencia lo cual hará la diferencia en el país y ayuden a la comprensión del mundo en el cual vivimos en estos tiempos de tensión, separatismo, y vida fácil producto de la corrupción. La formación universitaria concebida dentro de un proceso de transformación universitaria debe entender la interacción libre entre el sector privado y el publico centrado en el desarrollo tecnológico y la investigación buscando soluciones dentro de una economía verde y limpia en un entorno de la sostenibilidad económica, promoviendo la productividad y competitividad con modelos gerenciales de gran complejidad, aprovechando la diversidad de los esquemas digitales como la inteligencia artificial, la digitalización monetaria y modelos estadísticos,  ajustando los esquemas al ritmo de los cambios de contexto lo cual requerirá competencia universitaria eficiente con principios éticos adecuados en un clima legal idóneo de libertad personal para el desarrollo del emprendimiento, acompañados de la mejora de la infraestructura y dentro de prioridades socio económicas claras de un sistema liberal adecuado focalizado en la innovación y el esfuerzo de manera continua que favorezcan la movilización de la inversión y de las  finanzas sustentadas en proyectos formulados en centros de investigación y de tecnología apoyados por los mejores científicos y tecnólogos dispuestos al desarrollo de las innovaciones modernas y, tener menor dependencia de los commodities, tales como el petróleo y otros,  incentivando la diversificación de la economía, claro está, es vital que haya un modelo de cambio, no solamente en las universidades, sino del modelo  político nacional y de la filosofía macroeconómica. Falta mucho por andar en estos tiempos de complejidad política.

 

miércoles, 13 de diciembre de 2023

ACADEMICOS Y POLITICOS

 

ACADEMICOS Y POLITICOS

Genaro Mosquera

La combinación de un académico y de un político es ideal para intentar una aproximación a la compleja situación política y social venezolana, el primero, por su formación teórica y critica sobre los diversos aspectos psico-sociales y económicos, cuya interpretación se basa en investigaciones confiables, en la lectura sin fin de escuelas teóricas, en diseños experimentales y, en la métrica de sus resultados; su interpretación les permite construir modelos de comportamiento e inducir con argumentos científicos la mejor manera de abordar y resolver los problemas; el segundo, apoderado de un pragmatismo adecuado puede ejecutar las mejores posibilidades de optimización en  las opciones sugeridas de desarrollo social y económicos derivadas de la academia.

Ambos, sin una visión realista, pueden conducir al desastre, ya no conceptual de un académico, sino como consecuencia de sus interpretaciones sesgadas sustentadas en una ideología unilateral que las convierte en decisiones orientadas a un propósito individual y a la pérdida de la generalidad. El pragmático, atrapado en la demagogia, liderazgo artificial y un marcado populismo orienta sus decisiones para complacer a la autocracia, y lograr fines individuales que los alejan de las realidades democráticas sin importar sus consecuencias.

En estos tiempos de calamidad, las personas comunes perciben con facilidad esos comportamientos, los enfrenta o ignora. También aprecian como algunos académicos se prestan a contribuir a sustentar la “teoría política más conveniente” y dotar al pragmático de una base de sustentación de su narrativa mentirosa quien la ajusta a su conveniencia individual o de grupo. Esta reflexión conduce al argumento popular de “yo no soy político”, pero se mete en política y en el caso que nos ocupa, es frecuente escuchar otro argumento: “una cosa es la academia y otra la política”. Claro, en el primero se conceptualiza, bien o mal, y en el otro, se usa para lograr propósitos de gobernanza sujeta a cualquier medio licito o no para ejercer el poder,

Es pertinente la reflexión de lo dicho por Albert Einstein “todos somos ignorantes, solo que en temas distintos”. En ese sentido, se tienen talentos e inclinaciones diferentes, es decir, se está capacitado para articular la academia a lo político o no, inducida por un modelo cuya estrategia no debería estar centrada en la centralización del poder, y en esquemas autoritarios o dictatoriales. El político común si es incompetente disimula su ignorancia tácita con la narrativa adquirida en las redes sociales, sin mayor profundidad y estrategia egoísta lo que lo lleva a dirigir la gobernanza según se vaya viendo y ajustándola a sus propios intereses

El premio Nobel Friedrich Hayek ha escrito que “Aquellos que se preocupan exclusivamente con lo que aparece como práctico dada la existente opinión pública del momento, han visto que esa situación se ha convertido en políticamente imposible como resultado de los cambios sistemáticos de la opinión pública y, que ellos -los políticos- no han hecho nada por guiar.” En la realidad presente, la sociedad mayoritaria sustentada en la insatisfacción tiene ideas de cambio e induce a la nueva dirección política a intentar la reconstrucción nacional, tal y como lo percibimos después de la selección casi por aclamación de la candidata ganadora en la consulta a la población, sin embargo el político tradicional se resiste al cambio y recurre a una narrativa mentirosa para mantenerse en una cohabitación con el poder sin caer en la cuenta que la gente común ya no digiere su discurso, de tal manera que comienzan a acercarse sigilosamente al movimiento imparable de oposición verdadera quien los percibe y examina sus discursos que ellos creen que se lo creerán; no se dan cuenta que el propósito de cambio ha avanzado en la opinión pública a pesar del control férreo del poder quien controla totalmente la comunicación y sus medios. La información blanda se cuela por las rendijas de la opinión boca a boca, y de las redes dejando un flanco abierto a la motivación de la población de exigir sus derechos, con fuerza centrípeta que va del centro individual a la periferia arrollando a su paso, que terminará con los políticos improvisados y los sátrapas que apoyados en sus esquemas prácticos han sometido al país a la humillación y violación de sus derechos.

El progreso inducido por un modelo político diferente al de estas décadas debe ser enriquecido por el trabajo académico, en consecuencia una de las primeras cosas  a hacer es subir la capacidad profesional de las personas, especialmente de los políticos para contribuir a su formación en democracia, valores, ética, teorías del valor, constituyente, pero también de habilidades gerenciales tales como: la formulación de proyectos, evaluación y control, además de temas cruciales como: el manejo ético de la cosa pública, de sus presupuestos y el control de las cuentas del estado, sin dejar de lado a las nuevas habilidades de organización y liderazgo centrado en las nuevas tecnologías, arrolladoras de las viejas prácticas de Fayol.

Como resultante, aquellos talentos, y potencialidades que son característica exclusiva de cada uno, deben desarrollarse para salirse del esquema de dependencia de los que piensan, dicen y hacen otros y,  evitar  que se conviertan en  trasmisores de frases hechas y caigan en el resentimiento, tal y como  ocurre con los megalómanos del poder y de los que se han sometido a él con sentido oportunista y, de quienes no se han dado cuenta, que están dejándose arrastrar por un grupete que está en caída libre y su destino está marcado.

Un contingente de académicos y de políticos bien formados deben entonces trabajar por la unidad integral o superior, todo montado sobre una organización que enfrente al sistema desarrollado sobre la innovación y las tecnologías que irrumpen en la sociedad con una gran fuerza de cambio, ello empieza por la construcción de redes globales de comunicación, activismo planeado, denuncia inteligente, rescate de los medios, oponer resistencia a la información falsa y a la propaganda a través de un movimiento civil poderoso que enfrente los desmanes, fraudes cantados y sistemas corrompidos del régimen.

Pasemos de la narrativa a la acción, no basta con diseños académicos,  buenos análisis, planes y optimismo, la acción de cambio comienza con defender hasta donde sea necesaria una candidatura validada por la población como una insignia de triunfo, pero que debe resolver los obstáculos que minan el camino; el principal y  armónico con los procesos democráticos es la transformación radical del sistema electoral, gran muro de contención, manipulación y fraude como se acaba de ver con la engañosa consulta inspirada en el desvío de objetivos y ocultamiento de errores diplomáticos o, incluso de complicidad, de tal manera que las fases del cambio se sustenten en cambios de objetivos y muy especialmente del  sistema electoral, de un CNE con la elección democrática de sus integrantes, sin compromisos, independientes y, sin órganos judiciales represivos. Es necesario apoyarse en la fuerza creciente demostrada por los ciudadanos, de la influencia internacional y de la diáspora para lograr cambiar el sistema de votación realmente transparente y, de llevar hasta el último rincón la fuerza necesaria para tener un país libre y democrático.