Continuamos hablando de negociación política,
nuevamente se escucha un clarín que anuncia otra y repetida marcha para
intentar por enésima vez acuerdos entre la dictadura y los que dicen
representar a la oposición y a intereses internacionales. Personajes ya bien
conocidos, que andan ahora por lujosas instalaciones bogotanas, y no
precisamente en la fría sabana, predicando un nuevo acuerdo para resolver la
crisis social, económica y política de Venezuela.
Los argumentos asumidos son los mismos, ahora
ampliados sobre la base de una negociación demagógica para realizar elecciones
regionales. Ni por ensueño se habla del cese de la usurpación, de
elecciones presidenciales, y por supuesto, esgrimen cualquier tipo de argumento
y disposición para intentar estimular a la ciudadanía de embarcarse otra vez en
la aventura de una nueva elección fraudulenta e ilegítima y otorgar
traicioneramente otra fuente inagotable de validación al régimen, contribuyendo
a mantenerlo, ayudado por un discurso mentiroso, vacío, contradictorio y
atropellador, que no refleja ni el deseo de la opinión pública, es más,
la ignoran y se rasgan las vestiduras, argumentando la necesidad de búsqueda de
soluciones a las crisis en nombre de la democracia sin considerar siguiera la
vergüenza de negociar con delincuentes comunes que es como negociar con el
diablo.
La sociedad venezolana está curada de espanto sobre
este particular, independientemente de que la opinión pública comienza a ser
macerada nuevamente para comprometerla en esa fantasiosa historia de
democracia, ocultando demagógicamente la esencia del tema, que no es más, que
la grave crisis social que se alimenta diariamente por la falta de recursos
económicos, la tremenda influencia del insuficiente salario, la desaparición
del proceso educativo, la muerte a mengua de servicios inexistentes, pero
publicitados como el éxito continental más grande alcanzado, la dificultad de
alcanzar una parte de la cesta alimentaria, solo disponible para los minoritarios
privilegiados que tiene los recursos, generalmente robados para obtener lo que
les dé la gana. El tema para la mayoría se centra en el manejo coyuntural de la
economía doméstica, de cómo pagar bienes y servicios en dólares, y de cómo
obtener los recursos y lograr el equilibrio debido para sobrevivir.
Mientras eso ocurre, las negociaciones avanzan, y
el modelo político se perfecciona ocultando la intención de mantener una
política de igualdad de salarios, desaparición de la clase media, reducción por
hambre a la población e, ignorar la crisis sanitaria. Mentirosamente hacen
anuncios del esplendor por venir con nuevas estrategias económicas, y venden
sin pena la utópica felicidad que proporciona el marxismo, independientemente
de la cruda realidad que nos golpea diariamente sin ver soluciones claras en el
horizonte.
Ahora, el régimen profundiza y perfecciona su
estrategia, interviene al sistema educativo, es decir con la pretensión de
controlar la cultura y la formación profesional, pretende atarla al supuesto
éxito de la producción socialista, apoyada en una política salarial paupérrima,
dolarizada hacia abajo, pretende ejercer el control de la cultura universitaria
y adaptar sus cuadros a la producción socialista, mantiene un política salarial
paupérrima dolarizada y uniforme en una franja que no exceda al límite de
supervivencia y mantiene ocupada la ciudadanía en el cómo resolver y
extremadamente, cómo sobrevivir al caos, sublimando a la población al control
político y militar sin consideraciones de ningún tipo.
Las limitaciones inducidas hacen que la obsesión de
cambio se redireccione, que la opinión contra el régimen se diluya, y las
limitaciones impuestas a la libertad apoyadas en la amenaza y la represión
obliguen a la entrega y a la colaboración, ofrecen empleo estable a las nuevas
generaciones mediante el llamado a las filas militares asegurando medios de
vida y manos frescas para la represión y la matraca, sin embargo, el ruido de
la insatisfacción crece, especialmente en el medio universitario quienes ven
con mucha claridad la intervención de sus hábitat, la desaparición de los
objetivos fundamentales, y afinan la puntería para resistirse al cambio de un
modelo educativo cuyo fin último es controlar la gran masa que aglutina la
educación no solo desde el punto de vista de los usuarios, sino a la gran masa
de gente calificada y humillada que ya no aguanta el desastre al cual
está siendo sometida y no van a permitir el apoderamiento de las universidades
las cuales dejarán de existir bajo la modalidad de un sistema
democrático, plural y de criticidad, de tal manera que la lucha comienza a
tomar otros visos.
Mientras el régimen convence por la fuerza de los
hechos a la imposición de modelos salariales homogéneos y de hambre, comienza a
tomar forma la defensa de los ingresos en una suerte de dirección contraria,
sujeta obviamente a la calificación profesional y a la oposición a una
estrategia falsa de participación soberana del proletariado proporcionando
demagógicamente argumentos a obreros y trabajadores que son iguales en sus
competencias y que la fuerza popular está en sus manos, incluso, decidiendo
quiénes deben dirigir las organizaciones e instituciones, ocultando hábilmente
que eso ya está decidido pues el control institucional está en manos de militares
quienes son los verdaderos dueños del poder y responden a políticas corruptas e
intereses internacionales bien conocidos. El régimen fortalece el esquema,
estimulando a que obreros, trabajadores, egresados y todos los estudiantes
participen en bloque para la elección de sus autoridades alimentando un sistema
electoral ilegal y el viejo sueño de que un sindicalista cualquiera pueda
dirigir ya no una nación sino sus instituciones más representativas como lo son
las universidades.
Los problemas del ingreso personal es un tema
trajinado con fórmulas muy concretas para su resolución a través de mecanismo
universales y competitivos, Pero en Venezuela optamos por los credos y por los
mitos y no por la racionalidad ante la fuerza de la demagogia y de la información
manejada con intereses delincuenciales Incluso, induce sin pensar a la
población a sobrevivir en sus burbujas pensando que se puede sobrevivir de
manera aislada o autártica así sea de mentira, acompañada de falsas creencias
egoístas que lo importante es mantener el sistema particular. No importa si
quien dirige, o imparte docencia sepa o no sepa de la materia, es lo mismo, no
importa ser un delincuente, un funcionario, que un profesor, sino que se esté
dispuesto a aceptar ser parte de este espejismo.
Como toda ilusión, el régimen comienza a pregonar
una mutación económica, desea vender la idea de que va a abandonar la doctrina
socialista al ceder las empresas expropiadas o claves, a inversionistas
privados. Ante tal noticia fraudulenta, los gremios empresariales que huelen
los dólares a la distancia se entregan en los brazos del sistema. Se habla de
cientos de empresas intervenidas, de plantas y procesadoras de todo tipo de
bienes, sistemas de transporte, turístico y de alojamiento confiscados en las
últimas dos décadas que han sido transferidos -pero no vendidos- a operadores
privados que son diapasones de su estrategia, Hablan de supuestas «alianzas
estratégicas».
Esta falsa argumentación, es vieja y la conocemos,
es engañosa y extraordinaria y consiste en que los inversionistas cubran los
gastos, rescaten las empresas con sus inversiones o reconduzcan los recursos
mal habidos hacia ellas, y le entregan al régimen la mayoría de los beneficios.
Operativamente los gerentes son del régimen, por lo general militares, venden
la gañifa afirmando que se sincroniza al sector público con el privado, y
asumen el papel de supervisor. Para desarrollar esa estrategia voltean hacia un
lado en lo que se refiere a la conversión de la economía en otra dolarizada con
absoluto desprecio por el bolívar desaparecido.
Esa forma de dar un giro engañoso a la economía,
por cierto, no la produce el intelecto criollo, sino que ha sido un modelo de
exportación cubano por años. Empresas de todo tipo apropiadas por los cubanos
en su propio sistema, y las entregadas por el régimen venezolano, especialmente
de refinación petrolera, agrícola, hotelera y de transporte, las negocian con
el capital extranjero con la condición de que inviertan en su desarrollo,
gerencien la operación y ventas, que admitan directivas donde el gobierno esté
presente con ejecutivos improvisados, creando una estructura organizativa
accionaria donde la mayoría es del régimen y el capital obviamente minoritario.
Viejo truco cubano cuya mejor expresión han sido las cadenas hoteleras
internacionales ubicadas en los centros turísticos cubanos donde la gerencia
operativa lleva los riesgos, la gerencia un experto cubiche y después de
gastos, los dividendos se reparten en proporción mayoritaria con el régimen y
la propiedad sigue siendo oficial. Tremendo esquema privatizador, creen que
somos ignorantes o pendejos.
Tiempos de fábula, los prestidigitadores eternos
del juego de vasos con una bolita en alguno de ellos cambia de lugar a
conveniencia, como un juego entretenido, pero lucrativo. Van avanzando con el
señuelo electoral creando la fantasía del cambio de régimen, dejar que la lucha
se canalice hacia las reivindicaciones salariales, despejan los espacios
educativos para sacar del juego la masa de educadores que mantienen inmovilizados
y crean la ilusión de recuperación económica lo cual les permite continuar con
el caos, el apoderamiento, y de poder bailar pegado con los movimientos
extremistas protectores de las mafias internacionales cuyos groseros y
fraudulentos beneficios compran el alma, empresas e instituciones de manera
global para pervertir el mundo donde vivimos y continuar sometidos a un
gobierno provincial donde las directrices las tienen las grandes corporaciones
del crimen internacional. Se cansa uno de ver la película repetida hasta el
cansancio.
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