A esta problemática, ahora se suma la ya advertida
intervención, pausada y sin descanso, de un régimen que decidió dejar morir a
las universidades lentamente, para luego, retomarlas con un plan de conversión
destinado a reforzar sus esquemas dictatoriales y centralizadores que como en
cámara lenta comenzó su intervención, limitando su autonomía, ejecutando un
plan de administración financiera cada vez más restringido y orientado solo a
mantener una nómina cuyos montos son los más pequeños del mundo y por lo tanto
someter a la comunidad universitaria al humillante efecto de sus salarios, los
cuales, son tan bajos que se asemejan a propinas o a unos pocos dólares de un
solo dígito, convirtiendo a los docentes, investigadores y prestadores de
servicios en personas que sin recursos nos convirtieron en muertos de hambre e
ignorados con un desprecio absoluto al esfuerzo de formación, títulos,
experiencia y dedicación.
Logrado el primer objetivo de la dominación
salarial, las autoridades universitarias, dedicadas más que a su misión
fundamental, priorizan la búsqueda de los recursos financieros salariales en un
peregrinar por el despacho de la educación popular y por el llamado Consejo
Nacional de Universidades. Este último, integrado por una mayoría de rectores y
representantes oficiales que son coro del director de orquesta responsable de
dicho despacho. Esos integrantes, incluyendo a los representantes de profesores
y estudiantes, son contingentes insignificantes que nada aportan en una
asamblea inútil e incompetente, donde las pocas universidades nacionales,
experimentales y privadas allí representadas solo van a la corte a mendigar
favores, y a recibir desplantes del ministro-jefe de turno, y luego, regresan a
su ambiente a anunciar que las quincenas de sus sueldos se harán efectivas en
tal o cual fecha.
Sus integrantes, en gran mayoría, aparecieron ante dicho CNU como
consecuencia de la creación de supuestas universidades que no son más que
liceos improvisados, pero que modelan a un contingente ya muy grande de
estudiantes fanatizados cuyo objetivo es convertirlos en activistas políticos,
complementado con el argumento de crearles una profesión inexistente,
pero que le dan visos de credibilidad con un diploma que los acredita, y en la
práctica nada aportan a las competencias profesionales, ni al desarrollo
del país.
El régimen, continuando con un proceso intervencionista, que
metafóricamente se parece el movimiento lento de un bolero, toma la excusa de
la pandemia para vaciar los recintos universitarios, confinar a su comunidad a
una ciudad muerta, justifican sus acciones con discursos vacíos, y ordenan la
instrumentación de la denominada educación a distancia, en un país no preparado
para tal fin, donde las comunicaciones no solo son controladas, sino que no
funcionan y son catalogados como la más lenta del mundo, de tal manera, que
pretenden dictar programas tradicionales convertidos por obra y gracia en currículos
a distancia sin el diseño adecuado y mucho menos sin los instrumentos
académicos para llevar adelante una educación que no cumple con los requisitos
de este moderno instrumento que es aplicado de cualquier manera, sin objetivos,
competencias, contenidos y métodos, en otras palabras, lo convierten en
propaganda simulando el logro artificialmente falso de objetivos académicos y
de investigación, pero que son solo promesas, y paulatinamente, poco a poco,
como estrategia de intervención, irán regresando a la educación mixta, sin
importar que el tiempo pasa mientras la evasión y desencanto estudiantil crece,
emigra, y los docentes que se han quedado en Venezuela piensan muy bien cómo
será esa incorporación ya que el transporte y los servicios exceden en miles
de veces el salario recibido, lo que les hace dudar a más de uno de su
vocación de servicio, principal característica del personal docente, y de
investigación, que no ven cuando, ni cómo se reconstruirán laboratorios,
instalaciones y adecuación de los servicios necesarios para una universidad que
ve su solución absolutamente distante en la línea de tiempo.
Como otra estrofa del baile pausado, ahora provocan la
intervención directa y mandona, eliminando por decreto profesiones y las
convierten en otras en una acción vinculada al supuesto proceso productivo
socialista mediante programas carentes de las más elemental técnica curricular
para formar profesionales solo para el trabajo a miles de miles de jóvenes que
irán a parar a dicho sistema, y luego, incorporarlos como mano de obra
incompetente y correlativamente al partido de gobierno usando el falso
argumento de un supuesto desarrollo del país.
De un plumazo, cambian la orientación universitaria y el proceso
de selección, es decir, eliminan el concepto que la universidad no es
solo para formar profesionales para el trabajo, sino para crear conciencia
crítica, dar formación cultural a nuestros jóvenes, dotarlos de instrumentos
cívicos, de formación ciudadana, de métodos analíticos en solución de problemas,
potenciando su creatividad científica, humanística y deportiva, para hacerlos
ciudadanos y, obviamente, dotarlos de una profesión que les permita incursionar
en las especialidades respectivas y hacerlos muy competentes en su
ejercicio profesional para contribuir con la sociedad a su modelación y
conocimientos, construyendo esquemas meritocráticos que los proyecten en la
vida ciudadana, todo eso, sin dejar de lado la formación permanente de
sus docentes e investigadores que no solo debemos actualizarnos y aprender
enseñando, sino que tenemos la obligación de perfeccionar la formación
especializada, favorecer la internacionalización y competir con los mejores del
mundo en el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Todo eso se pierde con el
esquema de intervención del régimen cuya visión política e ignorancia destruye
todo lo que emprende.
Se han perdido instituciones de todo tipo, invadidas por el
fanatismo y el llamado socialismo. Hordas de ignorantes las dirigen con un
fanatismo hitleriano sin límite. Da vergüenza mirar como la planta industrial,
empresarial y el emprendimiento van poco a poco muriendo de mengua, y ahora, le
toca el turno con una estocada final a los objetivos universitarios. Frente a
ello, a la comunidad sobreviviente solo le queda el derecho de pataleo; sin
embargo, un núcleo de genuinos universitarios, de claro pensamiento y acción no
se entrega y conociendo la problemática anterior y la influencia que tiene en
la sociedad venezolana, exige un cambio de rumbo y la preservación del derecho
universitario autonómico de darse se propia administración, y forma de
capacitar los recursos para el desarrollo interno y externo. Un importante
elemento comienza a tomar forma en una visión que muy bien describe el exdecano
de Veterinaria de la UCV, Dr. Juan Troconiz, preparar ante la dicotomía régimen
y democracia un Universitazo.
Muy a pesar de la obstrucción de las autoridades universitarias,
que sin disimulo alertan sobre la dificultad de la implementación electoral
para elegir a sus autoridades, aducen el poder del régimen de no permitirlo,
razón por la cual argumentan que no quieren aceptar la decisión de la comunidad
universitaria de elegir a sus autoridades y sus dirigentes, se entregan a
cambio de un reglamento nuevo, oficial e irrito fuera del contexto de la Ley de
Universidades, y argumentan el falso positivo que ya fueron sancionados y
multados, y que por cierto, no pagaron plegándose a la humillante solicitud, y
en este caso, aducen que no están dispuestos a ir presos.
La intervención y desaparición de las carreras universitarias con
la calidad y del rigor de formar estudiantes críticos y competentes, ellos ven
destruir su futuro, y como se esfuman los conceptos fundamentales, tales como:
la autonomía, la democracia y libertad. Esa estrategia del régimen debe ser
combatida o tomar el riesgo de perder definitivamente la universidad, y en
general a la educación, y caer en el mecanismo provocador de favorecer la
ignorancia para que el régimen no tenga adversarios ni mucho menos pensamiento crítico,
En realidad, es una paradoja porque el régimen actual fue sembrado
por operadores de la universidad, docentes e investigadores formados en
democracia y libertad, donde adquirieron sus conocimientos, se especializaron
en su compleja red de posgrado, en la internacionalización y formación en las
más prestigiosas instituciones internacionales. Muchos de ellos indujeron las
bases teóricas del socialismo, por cierto, dentro de la propia universidad
apoyados en el esquema amplio de pluralidad, su acción determinó que docentes
universitarios de izquierda dieran un vuelco a las instituciones
universitarias, y crearon casi como un ministerio particular, en la cual
todavía participan en todas sus estructuras directivas, desde las cátedras
hasta el rectorado y, donde muchos de ellos fueron rectores o autoridades en
diversos niveles, y como tales, tuvieron la libertad de poner en práctica sus
enseñanzas marxistas.
Muchos ocuparon carteras en el régimen del llamado gobierno
socialista del siglo XXI y contribuyeron de esa manera a echar las bases
conceptuales del desarrollo educativo que se quedó en el papel para que luego
el régimen lo usara como objeto utilitario expresándolo en sus largos y
consuetudinarios discursos. Las contradicciones o conveniencia del sistema
oficial los abortó. Muchos regresaron a la universidad decepcionados. He visto
a rectores de orientación política teñido de color rojo intenso mutar a
críticos del régimen, pues ahora tienen la oportunidad de contribuir a detener
sus desaciertos, sin embargo, nadie olvida la responsabilidad que tuvieron.
Ante el plan de apoderamiento de la educación, en especial la
universitaria, dentro de un esquema político de represión, sometimiento y
humillación, la comunidad universitaria debe oponerse a esa estrategia y
rescatar las instituciones al frente de autoridades renovadas, integrándose
a su condición rectora de la sociedad y provocar la reflexión más allá de
la argumentación poniendo en práctica proactiva la necesaria resistencia a los
malos propósitos de la dictadura y compartirlas con la sociedad civil
organizada. Demasiadas cosas están en juego, desde la conversión de la
población en una sociedad ignorante, a una juventud engañada con profesiones
que no son tales, llegando hasta a extremos desmedidos en el ejercicio del
poder, la facilitación a la corrupción generalizada y la entrega del país a
regentes internacionales dentro de una estrategia de apoderamiento y compra de
estructuras de los gobiernos democráticos en las Américas.
Es el momento de actuar poderosamente y de forma resistente a la
intervención del sistema educativo, es necesario actuar conjuntamente con los
gremios que solo buscan resolver el asunto salarial y su seguridad social,
ampliando sus objetivos con la denuncia y oposición a la pérdida de la cultura,
la democracia y de favorecer el funcionamiento de sus instituciones en un
sistema cuya acción creadora esté integrada al sector estudiantil. Por cierto,
ellos ya no podrán elegir libremente la profesión de su vocación, sino la
impuesta por el régimen con una calidad dudosa y pretensiones de proselitismo,
es decir, no se pueden aceptar los esquemas en los que imponen una profesión
contra la voluntad de la pasión vocacional a la cual tiene derecho todo ser
humano.
El contingente estudiantil y de docentes es tan grande que hay que
movilizar su poderosa fuerza de cambio, esa fuerza que permita entrar en
sinergia con sus ductores y asociaciones gremiales, y la representación
adecuada de la sociedad civil. Vamos adelante, con la resistencia como bandera
de siete estrellas hasta lograr el cese de la usurpación antes de caer
apabullados por los intereses fanatizados de la oprobiosa dictadura y la
complacencia de los movimientos globalistas que desean apoderarse de los países
democráticos con fines extremistas y corruptos.
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