Se profundiza la crisis venezolana, las amenazas
suben de tono una vez que el régimen ha logrado los propósitos de apoderamiento
de las instituciones del Estado, ahora se voltean no solo contra una oposición
que no cubrió las expectativas, incluso plegándose a los intereses del régimen,
sino que ahora, comienzan con la cacería de brujas y la consolidación de su
esquema socialista vinculado a los grandes intereses del estado obscuro de las
fuerzas antidemocráticas. No solo es solo la persecución anunciada, sino que
han acordado hacer tierra arrasada con todo lo que se le oponga al típico
estilo de la polarización y uso de la demagogia y el populismo.
Ya lo anunciamos, la destrucción de las pocas
instituciones que quedan, entre ellas las universitarias le seguirán, al igual
que instituciones gremiales y sindicatos. El nuevo juego comienza con
desventaja para el país, pero como también afirmamos reiteradamente, queda
todavía dentro del país una oposición de verdad quienes comienzan a ver en
medio de los sufrimientos y limitaciones un futuro nada halagador sustentando en
el control y la perdida de libertades, y no lo van a permitir.
Las reservas morales comienzan a moverse dentro del
sistema universitario, más allá de la retórica, se organizan, denuncian al
Estado fallido, están claros en la usurpación ilegal, en la ocupación de
fuerzas extranjeras y en la debilidad de los conductores de dicho sistema. Ya
se pronuncian, se organizan y han aceptado las sugerencias para retar al
régimen desafiando sus esquemas impositivos, están organizando las elecciones
universitarias con la ley en la mano para elegir a sus conductores. Es hora de
legitimar a sus dirigentes para cambiar a los que perdieron la vinculación con
su comunidad, tal como también ocurrió, con los partidos políticos que quedaron
en manos de negociadores y demagogos populistas.
La comunidad universitaria sobreviviente ha
entendido la necesidad de construir un nuevo liderazgo que rescate la misión y
valores, y vincule sus argumentos libertarios con los mejores representantes de
la sociedad civil con el fin de construir una agenda no solo con el objetivo de
preservar la autonomía universitaria perdida, sino de lograr un movimiento
organizado con redes humanas y algunas organizaciones formales, para que en
primer lugar, defender la educación de la amenaza intervencionista, deformadora
y del socialismo fanatizado, y luego, contribuir con el rescate de la libertad
y la democracia, todo ello, sin lugar a dudas, crecerá y se articulará con las
poderosas fuerzas formales de las organizaciones que agrupan a la comunidad de
profesores, investigadores, estudiantes y personal de servicio en unión
necesaria con sindicatos nacionales y regionales en una gran cruzada contra la
opresión.
No basta con empujar el alma hacia adentro,
cargarse de energía y enfrentar a la dictadura, es necesario usar su fuerza
rectora para la reconstrucción del país, en especial la educación en su
conjunto e ir a su revisión integral para sacar de las cenizas al sistema
universitario, modelar la opinión pública con los principios y valores que
tiene de origen para defender sus derechos, potenciar la defensa de las
instituciones y de la democracia en general. No importan los obstáculos y la
diversidad, en la universidad está la fuerza vital para la construcción de un
nuevo liderazgo hasta ahora oculto que comienza su accionar dentro de sus
propios y destruidos espacios.
La educación venezolana perdió el norte, basta ver
su abandono y pérdida de objetivos, basta leer el desprestigiado plan de la
patria y sus acciones destructivas, y declaraciones de los incompetentes, pero
fanáticos ductores del socialismo, por esa razón, la agenda de lucha cambia, no
es solo es oponerse con retorica o argumentos que ya todo mundo maneja, sino
de ayudar a eliminar obstáculos que limitan la libertad y ponerla en
manos de verdaderos ductores de sus instituciones, y de apoyar a un pueblo con
acciones realistas y de cambio.
Es imprescindible sentar la bases para
reconstruir la educación, vincular su misión para contribuir con el
derecho inalienable de restablecer el derecho ciudadano y de organizarnos, en
una primera etapa con líderes nuevos, que faciliten la cohesión e induzcan el
fin de la usurpación, y posteriormente, contribuir a la redefinición de
los objetivos de su propia institución, y las del estado, sin excluir a los
partidos políticos, esenciales para el ejercicio de la democracia decantando a
tanto líder corrompido y populista que se apoderaron por años de sus
organizaciones con fines particulares.
Con relación a la reformulación universitaria, su
agenda tiene que plantear varias cuestiones emergentes, independientemente de
legitimar a sus autoridades y de señalar el rumbo de qué hacer para incorporar
efectivamente a cientos de miles de estudiantes y profesores que fueron
abortados del sistema huyendo de la destrucción, la falta de recursos y la
humillación de vergonzosos ingresos, así mismo qué hacer con más de un millón
de egresados de instituciones improvisadas, desacreditadas, tergiversadas
ideológicamente, fanatizadas e integradas con objetivos socialistas y una utópica
conexión con un producto sin consistencia. En otras palabras, diseñar una
estrategia y consecuencialmente un plan de reacomodo complementario para
reeducar las ausentes competencias y poder insertarlos como verdaderos
profesionales y emprendedores. A lo interno, la estructura universitaria,
deformada e hipertrofiada debe ser reformulada en términos regionales,
estadales y nacionales dentro de un esquema especializado de niveles
profesionales, de investigación y desarrollo que requerirá el país en los próximos
cincuenta años.
Tarea dura, de integrar instituciones con objetivos
repetitivos, de recursos compartidos e insuficientes con el modelo de
funcionamiento actual, integradas por estructuras organizativas inútiles, y la
consiguiente pérdida de eficiencia y dilapidación de los recursos. Plantear el
redimensionamiento de los niveles de formación profesional, de la investigación
y producción, tarea difícil, pero absolutamente imprescindible para acometer el
recate del país, de su fuerza creadora y de su ciudadanía.
Es claro que el sistema perdió el rumbo, que creció
sin medida conducidos por la inercia, apoyado en la retórica y las tradiciones,
ese círculo requiere ser cambiado con una visión integral, ductora de la
sociedad y el restablecimiento de su conexión con ella, la cual por
cierto, jamás lo ha perdido, pero requiere de un apoyo orgánico, que señale el
rumbo, contribuya con las organizaciones civiles y señale la necesidad de
desplazar la usurpación, corruptos, invasores, oportunistas y dictadores de sus
propios partidos, es decir, poner de manifiesto la necearía agenda donde
se destaca una acción prioritaria y reconstructiva de reinventar a los partidos
políticos, pieza clave de una República Democrática como verdadera fuente
de representación, apoyada en una militancia comprometida con sus objetivos
y en posesión de visión ciudadana y democrática, que logré la debida
participación y selección periódica de sus dirigentes, que enfrente al
populismo, verdadero enemigo de la democracia y, en otras palabras, redefinir
conceptualmente como los partidos políticos deben orientar el cambio para
contribuir con los mecanismos democráticos.
La agenda nacional y regional comienza a dibujarse,
organizarnos en cada centro con los mejores representantes de su comunidad,
que logre la vinculación con los mas competentes de gran cantidad de
organizaciones civiles, de personalidades que individualmente tienen la
consistencia, voluntad de cambio y claridad ciudadana para estructurar una red
efectiva que conecte con la gran masa de educadores, trabajadores, gremios,
sindicatos y organizaciones estudiantiles que enfrenten a la dictadura marcando
la pauta para el cambio necesario de un régimen que acabó con el país y
nos convirtió en sumisos y humillados, con la increíble pérdida de derechos
ciudadanos. No podemos continuar con la situación de un país que ya no existe,
invadido e intervenido provisto de un mensaje de miedo y amenazas.
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