La sociedad venezolana a través de
instituciones civiles, grupos de activismo o de opinión, o de personalidades ha
denunciado y apoyado la necesidad de un nuevo liderazgo ante el fracaso de la
oposición la cual de tanto colaboracionismo e incompetencia se desvinculó del
país nacional; en ese sentido, exige aprovechar la inmensa capacidad de
recursos intelectuales y de competencia que aún quedan en Venezuela,
especialmente la fortaleza de la universidad venezolana que aún tiene recursos
éticos, morales y capacidad potencial de conducción.
La población de múltiples maneras ha manifestado
con protestas, y denuncias los desmanes de la tiranía, y, la universidad
venezolana comienza a moverse a pesar de estar arrinconada y humillada. En este
sentido, su capacidad de reacción crece paulatinamente, pero vamos por partes,
la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Central de
Venezuela (UCV) a través de su Cátedra de Derecho Constitucional ha tomado
posición, y en un comunicado de consenso firmado por 12 catedráticos denuncia
responsablemente la ilegitimidad del régimen. Su declaración pública
resalta: “En virtud de la realización del evento de fecha 6 de diciembre de
2020, se ha consumado el fraude electoral en el que destacamos un diseño que ha
sido objeto de desarrollo continuado y que parte del desconocimiento de los
valores y principios que sostienen a un Estado Democrático. Hoy reafirmamos que
no se puede analizar el caso venezolano desde una perspectiva restringida a lo
constitucional, por cuanto no estamos en un régimen democrático, ni en el marco
de un Estado Constitucional de Derecho”. También se pronuncia con relación al
Estado forajido y fallido: “Se trata del ejercicio del poder bajo un sistemático
y anímico desconocimiento de la constitucionalidad y de la legalidad, así como
el irrespeto a los convenios y acuerdos internacionales suscritos por la
República. La destrucción del Estado constitucional está consumada, la entrega
de la soberanía nacional está en ejecución. Este es un conflicto por la
liberación de un país que perdió su soberanía”.
Opina acertadamente: “La resistencia política ante
las Inmediatas agresiones del Régimen: Constituye un acto de supervivencia
política, la definición de una nueva instancia organizativa y de dirección en
el esfuerzo de resistencia mancomunada contra el régimen de facto. La misma
debe integrar a las organizaciones políticas y sociales con presencia
ciudadana, y debe deslastrarse de aquellos factores económicos que representan
intereses contrapuestos al proceso de liberación que se plantea en Venezuela y
debemos afirmar que, quizás, el efecto primario de la convocatoria
del proceso que culminó con el evento ejecutado el 6 de diciembre de 2020 es la
definitiva ruptura del orden constitucional y la
certificación internacional de ilegitimidad de los
usurpadores de la soberanía popular”.
Variados grupos organizados manifiestan con
absoluta responsabilidad ciudadana e independientemente de los menguados
partidos políticos y han expresado recientemente a través de un manifiesto y
afirman:
“Los diversos grupos de resistencia, organizaciones
gremiales, políticas, militares y exilados, hemos convenido proponer de forma
conjunta una ruta estratégica que conduzca a organizar un levantamiento
generalizado contra la ignominia en que han sumido a Venezuela. Bajo esa ruta
estratégica, el destino de toda política opositora debe conducir a la
recuperación de la libertad y la democracia. Se hace entonces inviable
compartir “algunos espacios del poder político”, local regional o nacional ya
que suponen una forma de legitimación de la dictadura y contraviene el objetivo
general que la población ha asumido como suyo. Para que todo ello se produzca
es necesario combinar todos los esfuerzos posibles, desde los internos hasta
los externos, en función de construir la fuerza necesaria para derrocar la
dictadura, La lucha de los trabajadores, estudiantes, gremios, productores,
empresarios, de la ciudadanía en general y de los partidos políticos solventes
debe confluir en una sola y masiva respuesta que adquiera finalmente forma
organizada, unificada”.
Frente a la circunstancia anterior se hace
indispensable un liderazgo emergente, para que, con la fuerza, palabra y el
conocimiento basado en su prestigio y moralidad claman por vincularse con su
alma mater, con gremios, sindicatos, academias y la Iglesia, con el fin de
mover la opinión pública y potenciar la resistencia, y están muy claros en que
las instituciones más indicadas para apoyar las acciones referidas son las
universidades.
Personalidades universitarias comienzan a revelar
su preocupación por la destrucción del país y particularmente de las
universidades autónomas y experimentales inducidas por el régimen, y por la
abulia de la comunidad universitaria, por ejemplo, el profesor Víctor Rago,
ex decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UCV, afirma:
“El destino de la universidad se va a jugar a corto plazo. Las expectativas son rapidísimas para la universidad. Son perfectamente previsibles los planes de
ejercer ahora un control efectivo sobre las universidades. El Gobierno ha
procurado -con éxito- debilitarlas a lo largo del tiempo. Ha actuado con visión
estratégica y con paciencia. No ha podido ganar elecciones de autoridades o
estudiantiles, ni obtener resultados satisfactorios para ellos. Sin embargo, el
Gobierno ha sabido esperar y durante estos años ha restado competencias a los
órganos de dirección universitaria y ha asumido funciones y atribuciones
propias de esos órganos de dirección, ha puesto condiciones y asigna
presupuestos ridículamente deficitarios. Ha permitido reiteradas agresiones.
Las universidades han sido saqueadas, robadas una y otra vez. Además, ha sabido
explotar las disensiones internas, entre otras, el divorcio entre las
autoridades y la comunidad universitaria. La comunidad siente que las
autoridades no cumplen con sus funciones, no han hecho lo suficiente y son corresponsables del deterioro institucional. Los planes académicos,
prácticamente, han desaparecido. La institución se encuentra en un estado de
deterioro y de fragilidad enorme. No veo, excepto en algunos sectores
organizados, ninguna iniciativa vigorosa de defensa de la universidad ante un
horizonte de derrota institucional previsible, ahora que el Gobierno toma el
control de todos los resortes y de todas las palancas necesarias para la
gestión del país”.
En el sentido anterior, la comunidad universitaria
reacciona, por ejemplo, la comunicación del profesor Absalón Méndez es
contundente al solicitar públicamente elecciones universitarias ya. Al efecto,
expresa: “No podemos continuar de brazos cruzados a la espera que la casa se
nos caiga encima. Debemos actuar, no con documentos, sino con actos
contundentes. Solicitemos a la Comisión Electoral de la UCV, la convocatoria a
elecciones, si no lo hace, designemos una Comisión Electoral de facto, para que
en un lapso de 90 días convoque a elecciones bajo la regulación de la Ley de
Universidades y el Reglamento de Elecciones de la UCV. Salgamos, ya, a la luz
pública, con una cuarteta rectoral, 11 candidatos a decanos, una plancha de
representantes profesorales y una selección de la representación de los
egresados.” Para complementar su propuesta afirma en carta pública, “El Consejo
Universitario de la UCV no existe. No funciona. Ha dejado, desde hace mucho
tiempo, de ser la máxima autoridad de la UCV. El Claustro Universitario
no se convoca para nada, tampoco, las Asambleas de Facultad, por consiguiente,
estamos en una Universidad a la deriva”.
El profesor Juan Troconiz, ex decano de Ciencias
Veterinarias, ha afirmado: “La anulación del funcionamiento de la institución,
reuniones de Cátedra, Departamentos, Consejos Técnicos de Institutos, Consejos
de Escuela, de Facultad, Comités Académicos de pos grados, Consejo
Universitario, Comisiones permanentes y especiales etc. ha aniquilado la
dinámica funcional de una institución que requiere considerar y discutir las
cosas, ello también afecta a la organización del sector estudiantil,
profesoral, empleados y obreros , todo lo cual ha mermado la combatividad
institucional Hay que dotar a la comunidad de opciones alternas para expresarse
y funcionar. He visto aportes de otros sectores que se organizan en línea. Los
que disponen de fortalezas al respecto pueden asumir la iniciativa El
agrupamiento de la comunidad universitaria al lado de un nuevo liderazgo se
hace evidente para poder en consecuencia darle la fortaleza necesaria para
enfrentar al régimen en procura de la libertad nacional y vincularse efectivamente
el país político”,
Como se hace evidente, la movilización de la
comunidad universitaria permitirá mediante elecciones autónomas y con la base
legal existente, entregar en manos de nuevas autoridades universitarias la
gerencia de tales instituciones. Llegó el momento de elegir a los mejores para
sustituir a los complacientes que tienen más de doce años sometidos al control
del régimen donde se ha privilegiado la búsqueda de la dádiva financiera para
mantener sueldos
pírricos y humillantes, provocando la depauperación de su
comunidad y que más de la mitad de su fuerza docente y en buena medida
estudiantil abandonara o migrara a medio mundo.
El agrupamiento de la comunidad universitaria al
lado de un nuevo liderazgo se hace evidente para poder en consecuencia darle la
fortaleza necesaria para enfrentar al régimen en procura de la libertad
nacional y producir con el respaldo de la comunidad la sinergia para el cambio
potenciada por la masa formidable de profesores, estudiantes, empleados y
obreros.
La universidad necesita un debate provocador del
cambio, que permita preparar las bases para vincularse a la comunidad
estudiantil en pleno, a las academias, sindicatos de trabajadores, gremios
civiles y militares, y a la Iglesia, de esta forma, ayudar a construir un
frente común de rechazo al régimen. La comunidad universitaria tiene la
capacidad de convocatoria y la necesidad de defenderse de una potencial
intervención del regimen que con métodos más sofisticados que los usados
tradicionalmente usan la manipulación de los objetivos institucionales, el
control del producto profesional y de la investigación. La universidad es
objetivo prioritario del régimen, y si dejamos que se apoderen de la misma,
caerán los gremios y sindicatos, incluso instituciones como las academias y
organizaciones religiosas, ninguna de ellas estará a salvo.
Debemos redefinir el rol de la organización
universitaria, preparar los planes de contingencia, pero, sobre todo revisar el
ámbito político en el cual se desenvuelve, de tal manera que nos permita llevar
su acción rectora al país nacional, y, a las mayorías. Convertirnos en
multiplicadores de principios y de enseñanzas que contribuyan a superar la
caída moral y la perdida de los valores del venezolano común, debe abrir las
puertas al espíritu, moralidad, dedicación al trabajo creador e integrador de
la familia y de la sociedad, solo de esta manera lograremos el cambio político.
La reconstrucción de las instituciones es imprescindible, recuperar el
liderazgo y la nacionalidad,
Promovamos un encuentro durante este mes de enero,
primero entre destacados universitarios y luego con honorables personalidades
de la sociedad civil, no comprometidos y con el objetivo de preparar las bases
del cambio. Posteriormente con los lineamientos, estrategias y objetivos
acordados, vincular necesariamente a Gremios, Sindicatos, Academias, Militares
Patriotas, Estudiantes y Representantes de la Sociedad venezolana para definir
el curso de acción necesario, Tenemos mucho que hacer, en medio de tanta
persecución infame, debemos ser irreductibles y totalmente comprometidos con la
democracia, justicia social, solidaridad humana y estar abierta a todas las
corrientes del pensamiento universal.
Debemos asumir el reto con optimismo, llevando la
palabra y la acción a los ciudadanos, así como también de quienes nos sucederán
como académicos, científicos, y profesores. De lo contrario, seremos
desaparecidos o transculturizados por las fuerzas obscuras que son producto de
la usurpación y la conjura en una acción que conducirá definitivamente y por
largo tiempo a la muerte de la libertad.
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