La universidad tiene la palabra
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-December 26, 2020
Sin pausa, el régimen avanza en el apoderamiento de todas
las instituciones democráticas sobrevivientes a la fecha. Coronará su acción en
enero próximo cuando sus huestes se instalen en el hemiciclo donde comenzarán
el desarrollo político comunal, y la segunda etapa de regularización de
contratos y hechos de corrupción a objeto de liberar ingentes recursos
comprometidos con los invasores que gobiernan el país.
Ante tales circunstancias, se ha hecho de todo, abstención
militante en las fraudulentas elecciones, consulta masiva a la población sobre
el derecho a la libertad, rechazo al régimen, manifestaciones, demostraciones
de rabia ante la insensibilidad por la muerte provocada por funestos aliados
que no tienen misericordia con los inmigrantes, denuncias públicas con riesgo
personal ante los medios controlados, denuncias internacionales, e incluso
demostraciones y pruebas ante los organismos mundiales de los desafueros de la
dictadura. Todo en vano, cínicamente el régimen ignora todo aquello y hacen
gala de brutalidad y desprecio público.
Este dantesco panorama no tiene respuestas adecuadas de la
denominada oposición oficial, que voltea política y frecuentemente ante dichos
desafueros enmarcados en una aproximación evidente de complicidad y
aprovechamiento de la confianza que la gente les depositó ampliamente mucho
antes de que perdieran el favor público y se retiraran de la militancia activa
de los partidos políticos los cuales también perdieron su misión y compromiso
con la democracia.
Se ha denunciado y apoyado la necesidad de una nueva
oposición y de aprovechar la inmensa capacidad de recursos intelectuales y de
competencia que aún quedan en Venezuela. Estos recursos que también apoyaron a
la supuesta oposición no se mostraron activos oportunamente en franca
delegación de voluntad, pero llegado el momento actual, nuevas cepas deben
asumir dicho liderazgo con valor y amplia capacidad de actuar en el ambiente
político, dar el estímulo a la población y enfrentar de una vez por todas a una
dictadura que nos carcome y nos ha llevado a ser un pueblo explotado, sumiso y
arruinado.
También se ha dicho que esta dirigencia, desparramada por el
país, de amplias calificaciones, no tiene una organización adecuada. Se han
hecho esfuerzos para consolidarla sin éxito frente a la postura de esa
oposición que pregona sin quererla la
mal llamada unidad, pues bien, es el momento de asumirla como entes conductores
y representativos de los valores morales y éticos que aún existen en el país; sin
embargo, no es fácil apoyarse en una población que lucha individualmente por su
supervivencia, frente a la desidia, la especulación de comerciantes
aprovechadores, a los entes del régimen que manipulan el hambre y los ingresos
familiares en una despampanante demagogia y habilidad para el chantaje, apoyada
por enchufados que sí saben cómo mover el asunto a su favor.
Frente a la circunstancia anterior, se ha sugerido que un
liderazgo emergente, sin organización y recursos, pero con la palabra e
influencia basada en su prestigio y moralidad, le permita vincularse con su
“alma mater” y, de los gremios, sindicatos, academias y la Iglesia, y mover la
opinión pública y potenciar la resistencia. Estas organizaciones, especialmente
las dos primeras, aglutinan a cientos de miles de almas directa e indirectamente,
y que todavía no han sido eliminadas o intervenidas, en consecuencia, antes de
que ello ocurra el próximo año dentro del plan de destrucción institucional del
régimen.
Las instituciones más indicadas para apoyar las acciones
referidas son las universidades, a pesar de que ellas también han sido
contaminadas. Para todo el mundo es claro que sus autoridades han desarrollado
una política de convivencia con el régimen, se sometieron a sus designios por
la vía del chantaje del tribunal de justicia ilegal, de un presupuesto manejado
mediante un goteo miserable e instrucciones superiores a las cuales ellos se
plegaron, permitiendo la destrucción sistemática de las instituciones, la ruina
de las instalaciones y del crecimiento de la universidad paralela con fines
puramente ideológicos y, que ya “graduó” a millones de personas sin
calificación, sin importar calidad, pero llenas de ideas socialistas
mediante un gran lavado de cerebros.
En esta situación, la primera acción libertaria es elegir a
las autoridades universitarias con la Ley de Universidades en la mano. Una gran
movilización permitirá entregar en manos de unas nuevas autoridades
universitarias la gerencia de tales instituciones que sustituyan a autoridades
cuyo único fin destacable ha sido la manoseada autonomía, pero sin practicarla,
en consecuencia, llegó el momento de elegir a los mejores para sustituir a los
complacientes que tienen más de doce años amorcillados al lado de los ministros
de Educación de turno en búsqueda de la dádiva financiera para mantener sueldos
pírricos, humillantes provocando que más de la mitad de su fuerza docente y en
buena medida estudiantil abandonara o migrara a medio mundo..
Las universidades han sido abandonadas a su suerte, víctimas
de la depredación de sus instalaciones,
sin servicios y exfoliación financiera, con autoridades que dejaron de
legitimarse porque se han ajustado a las condiciones impuestas, y actúan con
autoridades que en su mayoría son suplentes porque muchos de los titulares electos han renunciado y fueron
sustituidos por otros no electos como
tales, que actúan directamente en los Consejos Universitarios, Decanatos
y Escuelas en dudosa legalidad. La resultante, otra vez como se citó antes, es
que la dirigencia ha sido dejada de lado por la comunidad universitaria, no
creen en ellos y las críticas y ataques se ven incluso entre autoridades y
gremios acusándose mutuamente de irregularidades en la gestión. Los gremios
también son combativos en materia reivindicativa, pero hasta ahora funcionan
sin el apoyo de sus autoridades, las cuales posponen los debates internos,
quizás para protegerse de agresiones, pero lamentablemente han contribuido a
debilitar a la institución universitaria,
El agrupamiento de la comunidad universitaria al lado de un
nuevo liderazgo se hace evidente para poder en consecuencia darle la fortaleza
necesaria para enfrentar al régimen en procura de la libertad nacional y
vincularse efectivamente el país político, reconducir la protesta, lograr
finalmente expulsar del poder a los corruptos y echar a los invasores.
Colocarse al frente del país, con el respaldo de la comunidad en un gran factor
de sinergia de cambio iniciando el gran debate dentro de las perspectivas
políticas que incluyen a una masa formidable de profesores, estudiantes,
empleados y obreros,
Si la universidad no reacciona, en forma masiva ante la
potencial toma de la Asamblea Nacional y destruidos los partidos políticos
tradicionales y no poseemos una institución combativa como ha sido por siglos,
con autoridades nuevas resueltas y una comunidad universitaria movilizada
veremos agravar la situación y muy especialmente, por la vía de la fuerza serán
obligados a formar parte del proyecto político socialista y comunal que el
régimen impulsa de forma tan clara y ante lo cual no se ha reaccionado
debidamente
Todos los argumentos señalados nos indican el próximo y
cierto futuro, por tanto, el liderazgo nuevo en vínculo con las universidades y
sus gremios deben iniciar en la universidad el gran debate provocador del
cambio, y preparar las bases para extender sus intereses a las academias,
sindicatos de trabajadores y a la Iglesia, para de esta forma potenciar un
frente común de rechazo al régimen. La comunidad universitaria tiene la
capacidad de convocatoria, por tanto, la universidad tiene la palabra.
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