Ilusión
económica
Por
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La estrechez económica de la sociedad
venezolana, cuyo ejemplo más significativo es el de los profesores
universitarios y, en general, de la comunidad universitaria los ha llevado a la
condición de marginalidad. En consecuencia, reaccionan y protestan ante este
estado de cosas, denuncian las políticas salariales impuestas y la violación de
los derechos contractuales. Han comprendido muy claramente la intención de
someterlos. Ahora el régimen profundiza la intervención al apoderarse de la
administración laboral y someterla a un sistema presupuestario centralizado, al
crear sindicatos oficialistas, cambiar los procedimientos, controlar totalmente
las tablas salariales, organizaciones y hasta el emprendimiento. Se han
apoderado de la infraestructura física y provocado un hecho sin precedentes,
como es el éxodo de millones de venezolanos que se fueron con sus sueños y
carga intelectual a otros territorios.
Han dejado colgado a pensionados y
jubilados, a profesionales, educadores activos y a personas que no han podido
emigrar, los cuales están sujetos a la ignominia y humillación de un sueldo que
se aproxima al salario mínimo. Demagógicamente anuncian en medio de grandes
fanfarrias un incremento “justo” de sueldos y salarios, sin mencionar que se
están despreciando derechos sujetos a leyes, reglamentos y convenciones, de tal
manera que persiste una remuneración que no satisface siquiera la adquisición
de la cesta básica. Continúa estando a la cola de la sociedad con ingresos muy
lejos de los internacionales que no permiten la sobrevivencia y ubican a las
personas y familias enteras en una condición inaceptable.
Las acciones del régimen han convertido
al venezolano en un nuevo hombre, miserable, humillado y sometido al gran
propósito de crear la “cubiche patria grande”. Esta patria se desenvuelve en un
entorno económico de crisis, echándole la culpa a supuestas restricciones
estadounidenses; venden la ilusión de recuperación económica, se articulan con
los dirigentes de una supuesta oposición y con empresarios oportunistas que en
nombre de la paz y de la publicitada reactivación les siguen el juego a las
estrategias oficiales, ignorando las violaciones gremiales y los sueldos de
hambre. Se hacen cómplices o se dejan chantajear, y el pueblo entiende que se
volvieron parte de la corrupción.
Dentro de esa perspectiva, el régimen
continúa vendiendo la ilusión de la reactivación económica basado en
directrices chinas, rusas e iraníes. Toman partido a favor de ellos en la
controversia contra Occidente, dan apoyo estratégico para facilitar la explotación
de los recursos naturales, sirven de cabeza de playa en un ejercicio de pérdida
de soberanía. Como parte de esa estrategia se acercan con disimulo al imperio
para negociar con las empresas petroleras americanas bajo el señuelo de
procurar los recursos para incrementar la producción petrolera y hacer creer
que esta relación potenciará la economía del país. Despliegan un engañoso
acercamiento diplomático, que acompañado de la simulación de una economía
dolarizada quieren dar la impresión de recuperación económica y acercamiento a
nuevos esquemas socioeconómicos con la vista puesta en la fantasía de unas
elecciones presidenciales sin cambiar las condiciones para su ejecución y,
obviamente, secularizarse en el poder.
Las acciones de orden monetario,
apoyadas en amplia publicidad, acuñan la frase «se acabó la hiperinflación”,
adobada con la inundación de dólares del narcoestado, de remesas y liberación
de impuestos, de importación de libre arancel, de facilidades para el
emprendimiento de sus bolichicos, para invertir en lo que no pueden manejar
internacionalmente. Crean centros comerciales, bodegones y facilitan la
comercialización de productos importados a más bajo precio que los de la escasa
producción nacional y siembran la ilusión de prosperidad, la cual es solo
usufrutuada por un porcentaje de venezolanos traidores que no excede de 3% de
la población. Se da la apariencia maquillada de pintura y decoración de
bulevares, siembra de palmas, construcción de frisos en instituciones
educativas y en sitos referenciales de la capital, por supuesto,
independientemente de la ausencia de respuesta coherente por la ausencia de
energía, agua, trabajo y del hambre, proyectando una visión controlada
convertida en matriz de opinión.
El régimen induce a la población a
acostumbrarse a lo peor; una vez que dejaron morir a cientos de instituciones,
especialmente las educativas; que destruyeron aeropuertos, espantaron a las
líneas aéreas y tienen el tupé de hablar de turismo como malabaristas,
disimulan la realidad. Ocultan como magos la verdad y la tapan con mentiras,
apoyan invasiones, justifican la persecución y retienen sin juicio a los presos
políticos, ocultan muertes y el ajusticiamiento, Pregonan sin mojigatería que
se “aproxima el bienestar económico”, que se va por buen camino, que el régimen
ha cambiado de modelo para aproximarse al chino, es decir, estimular el
emprendimiento, y ocultan las intenciones de control político, policial
militarista, acompañado con una política salarial embustera. Estimulan la
dolarización y dejan que flote especulativamente con gran despliegue
pirotécnico, mientras vacían aún más las arcas del país, se endeudan y esconden
con gran maestría la gran fortuna nacional que cambió de manos a unos pocos.
Se pregona que todo va mejor, que el
empleo se potenciará y que la economía mejorará por arte de magia. Lo que se
debe saber es que aparte de secretos acuerdos con la mal llamada oposición, el
acercamiento real o no a los americanos y el apoyo ruso-chino no permitirán
elaborar otro modelo de gestión basado en el intento de separar la economía de
la política, como dicen algunos teóricos ancestrales. La realidad es que se
continúa con una economía engañosa, de falso crecimiento relativo a costilla
del hambre, salarios bajos y control político que acaba convirtiendo a los
venezolanos en personas serviles, llenos de impotencia, afligidos con una
postración que se traduce en quiebra moral.
Pero no todo le puede salir bien al
régimen, insistentemente la sociedad civil ha hecho llamados al interino para
ampliar y profundizar la refundación de un país en manos de un nuevo liderazgo
que complete las competencias que le fueron otorgadas; sin embargo, el
susodicho solo recogió tales llamados en el discurso y no ha hecho nada, ni
hará nada, solo protege a sus asociados; ha cambiado el interés patrio y
el honor por otra condición al hacerse cómplice de las acciones del régimen,
que ha tenido la habilidad de convertirlos en colaboradores y protectores de
sus propios intereses, a jugar en una fantasiosa salida electoral de
corto plazo sin condiciones objetivas facilitando al régimen permanecer
el poder apoyados por una fuerza entera represiva y militarista.
Nuestra sociedad, especialmente la
juventud, jamás ha sido servil, con orgullo debe entender que este estado de
cosas no puede continuar, por ello están obligados a convertir a la sociedad
civil en verdaderos representantes de la patria, a rescatar a un pueblo que ha
sido hipnotizado por la magia fantasiosa desplegada por el régimen, que lo ha
dominado, esclavizado a sus designios y ha establecido conductas
antidemocráticas sin remilgos al restringir las libertades y provocar la
pérdida de la democracia. No se puede acompañar un modelo económico tal como ha
sido diseñado separando la economía y la política condicionada a que al
venezolano se arrodille.
Un nuevo liderazgo debe tomar los
elementos objetivos de cambio en sus manos, debe apartar de una vez por todas a
una vergonzosa oposición, apoyados en un sector educativo irreductible, somos
millones de personas y no nos dejaremos gobernar por una minoría a pesar de sus
estrategias. Tenemos la fuerza, la intención y los motivos para el cambio, solo
falta la sinergia de un verdadero liderazgo.
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